Con su potente propuesta que fue desde electro tango a tango fusión y en la que combinan instrumentos tradicionales con sintetizadores, samplers y loops, se ganaron un lugar de prestigio en el país y el exterior. Han obtenido discos de oro y platino. Fueron premiados con dos Gardel y nominados tres veces al Grammy Latino, compitiendo con grandes figuras internacionales. Han realizado más de veinte giras por América, Europa y Asia. Y han trabajado junto a artistas como Pedro Aznar, Lidia Borda, Amelita Baltar, Sandra Mihanovich, Leo García, Nito Mestre, Pippi Piazzolla, Adriana Varela y Guillermo Fernández, entre otros. Todo eso (y más) en los 15 años que se cumplen en este 2019 desde la salida de su primer álbum, "Emigrante". Son Tanghetto, argentinos y el jueves próximo debutarán en San Juan, en el Auditorio Juan Victoria, como broche de oro de la 37ma temporada de abono de Mozarteum.
"Estamos muy contentos de ir, hay personas que nos van a ver por primera vez, así que no deja de ser emocionante. Venimos en una gira bastante larga que empezó el año pasado en el Lincoln Center de Nueva York y ya estos son los últimos shows", comentó a DIARIO DE CUYO Max Masri, frontman del combo, quien adelantó que repasarán la historia del grupo.
– ¿Cómo surgió la necesidad de hacer Tanghetto?
– A fines de los ’90 fui a Alemania a visitar a unos amigos, y los argentinos se juntaban en pequeñas comunidades, un poco separadas, donde viven varios músicos que escuchaban tango y folclore; mientras que los alemanes escuchaban música electrónica. Ahí me vino a la cabeza la idea del tango-ghetto.
– ¿Y tenían claro lo que querían desde el comienzo?
– En realidad fue un proceso porque como no existía nada parecido al tango electrónico, era como un experimento y de a poco me animaba a mostrarlo como diciendo "miren esta locura"… y a alguna gente la cautivó, así que desde la experimentación se fueron sumando músicos…
– Armado el grupo, le metieron para adelante…
– Cuando estudié composición con Virgilio Expósito, una leyenda del tango que compuso Naranjo en flor, él decía que en el tango ya estaba todo hecho, así que si alguien quería meterse tendría que hacer algo nuevo. Antes uno sentía ese peso, de que para mucha gente esto no era tango, entonces surgió el nombre "electrotango". El primer disco se llama "Emigrante Electrotango" y fue como una advertencia: no esperen un tango tradicional. Por suerte hoy la gente abrió muchísimo la cabeza.
– ¿Fue abrir un paraguas ante la crítica?
– Lo más increíble que le vivió Tanghetto es que a los pocos meses que salió ese disco fuimos invitados a ser acto central del mundial de tango. Al final fuimos aceptados de entrada en el mundo del tango y hemos tocado en todos los festivales de tango del mundo. A veces uno tiene el prejuicio de que otro va a tener prejuicio… Fuimos los primeros en usar la palabra electrotango, yo tenía un proyecto en un momento llamado así, que era algo que derivó en Tanghetto… y luego lo usaron todos, algunos le dicen tango electrónico, otros electrotango, y al final se volvió como un subgénero…
– ¿Sirvió para llevar nuevo público al 2×4?
– Totalmente. Nos ha pasado de tocar en países donde mucha gente joven prácticamente no conocía el tango, y a partir de Tanghetto empezó a escuchar tango tradicional…
– ¿Y los de la vieja guardia se acercaron también?
– Creo que muchos se han acercado, lo que pasa es que el tradicionalista tiene conceptos algo rígidos… Nosotros venimos desde otro lugar, pero con gran influencia de Piazzolla, de experimentar sin miedos, ¿y quién puede decir que Piazzolla no es tango? De hecho el mismo tango nació de fusionar distintas músicas, milonga, habanera, etc… Nosotros mantenemos ese espíritu vivo, de seguir fusionando y enriqueciendo al tango desde nuestro humilde lugar, esa es nuestra intención.
– De "Emigrante" a "Vivo en Buenos Aires" hay un regreso, como que se cerró el círculo
– Es verdad… acabo de tomar conciencia de eso (risas). Y el próximo álbum se llama "Argentinos", así que cada vez más conectados con nuestro país y orgullosos de ir por el mundo representando al tango…
– ¿Cuál fue la evolución desde el primer disco hasta ahora?
– Emigrantes es un disco de tango electrónico, y ya en el cuarto álbum, Tanghetto trasciende el tango electrónico. Hoy Tanghetto es tango fusión, y por más que siguen elementos de tango electrónico en nuestra identidad, es mucho más que eso.
– ¿Se plantean fusionar con géneros como el trap, tan vigente hoy?
-Bueno, fuimos los primeros en fusionar con hip hop, que es de la misma familia… En aquel momento sentimos que era una fusión válida y por eso lo hicimos. No tenemos problema de fusionar tango con diferentes estilos y no nos limitamos a seguir modas.
– Algunos dicen que las fusiones revelan falta de identidad… pero podría decirse que es tan fuerte la identidad, que se atreven a ir más allá…
– Coincido totalmente con eso último. La gente a veces critica creyendo que uno busca fórmulas para seducir, comerciales; pero es totalmente equivocado. Hay una necesidad artística detrás de la fusión y es la misma necesidad que tenemos hoy los seres humanos de conectarnos, quizás por la misma tecnología, estamos superconectados y nosotros lo vivimos desde ese lugar.
– ¿Sentís que se cumplieron los objetivos con los que lanzaron Tanghetto?
– Y sí, porque lo primero que uno espera es que a la gente le guste. Lo que se prioriza es que la música llegue, porque la música es comunicación. Y que la gente compre tu disco, que te escuche en países como Rumania o Turquía, llegar al Lincoln Center, los premios Gardel, las nominaciones al Grammy… y recordar que uno salió de un garaje y de un conventillo, autogestionados… decís "wow, estoy viviendo un sueño".
– ¿Qué significan los premios para ustedes?
– Los primeros fueron bastante importantes porque sentís la validación de la gente de la industria, músicos, periodistas, colegas. Cuando uno empieza una carrera, te da un espaldarazo de confianza…
– ¿Y levantan la vara? ¿Los determinan a la hora de seguir?
– Yo nunca imaginé estar nominado a un Grammy y competir con Yo-Yo Ma, que es un cellista que ha ganado como quince Grammys, o con Rubén Blades… y wow, sí, te emociona y te valida.
– En algún tiempo otros dirán "wow, competí con Tanghetto"…
– (Risas) ¡Ojalá! Hace poco alguien me dijo "En el futuro, la gente cuando vea el tango va a unir a Piazzolla, a Carlos Gardel, a Tanghetto…". Y pueda ser ¿no? Sería increíble llegar ahí. Tanghetto es como una máquina de sueños… Siempre, de repente, aparecen cosas que uno nunca se imagina.
EL DATO
- Tanghetto. Jueves 7, 21.30 hs, Auditorio Juan Victoria. Entradas $250, $300 y $500 en oficina de Mozarteum (Av. Ignacio de la Roza 161 O – Local 5) y boletería.