"¡Ni loca me voy de San Juan sin dejarle la botellita de agua. El día está bárbaro y quiero agradecer. Aprovechemos", le habría dicho Flor de la V a su entorno ni bien se despertó por la mañana. Es que mas allá del agradable agotamiento del domingo -colmó el Teatro Sarmiento con Livin’ la viuda loca-, la capocómica juntó fuerzas, contrató un remís y se mandó para Vallecito antes de continuar su gira. Impulsada por su fe y acompañada por su agresivo marido Pablo -ver recuadro- y un asistente abrojo -de los que se pegan y mimetizan su fama-, la productora teatral llegó al lugar a las 11.05 del lunes y durante 35 minutos, realizó una recorrida exprés por la zona -esa mítica posada de plegarias y ofrendas-. Generosa y con afán de fomentar creyentes, Flor no dudó en comprar para uno de sus seres queridos un recuerdo en polyester y guardarlo en su costosísima cartera Chanel. Si bien transitó algunos locales y chusmeó los diversos artículos alegóricos, el souvenir -de 22 pesos- fue el regalo ideal. El clima la recibió con un banco de niebla, una temperatura casi gélida y también por un grupo de curiosos y sorprendidos que merodeó sus pasos. "¿Quién es la que tiene gafas y chalina de leopardo?", dijo uno de los fieles presentes. "Es Florencia, la famosa, la del teatro", le contestó una niña de 10 años, la misma que luego capturó -a duras penas-, una foto con su ídola. Sucede que la diva, no quiso dialogar con DIARIO DE CUYO -único medio presente- y hasta se mantuvo un poco distante con el público que se acercaba para pedirle un autógrafo o sacarse la típica foto-fame. Si bien sólo dos personas lograron su cometido, los otros se quedaron con las ganas porque Flor "no tiene ganas de hablar y quiere que la dejen en paz", dijo su asistente. "¡¿Cómo se enteraron de que Flor estaría acá?! ¡No puede ser!. Flor quiere estar tranquila. Ok?", agregó furioso. El ¿sorprendido? muchacho de barba candado, no podía creer que la prensa asista al lugar porque -en teoría-, nadie sabía y era todo top secret para que pudiera meditar sin testigos mediáticos -sin embargo, el portal Puro Show anunció esta visita minutos antes de su arribo (ver recuadro)-. ¿Se filtró la información de su círculo privado y nadie lo asumió? No se sabe. Lo que sí se cotejó es la devoción de la celebrity por la Difunta. Dicen que cada año realiza este tour y le trae una botellita de agua para agradecer su gran presente laboral y afectivo. Es más, con o sin excusas profesionales, trata de venir siempre y profesar su gratitud. Una vez más y en medio del fortísimo sigilio, Flor cumplió su propósito -verla, tocarla y decirle "gracias Difunta por todo"-. Eso sí. Esta vez, su peregrinación cuyana incluyó una prominente desidia de cordialidad.