"Tengo el reconocimiento que más me importa, el del público", le dijo a DIARIO DE CUYO en 2008, cuando fue entrevistado a raíz de la llegada a San Juan de El champán las pone mimosas, una de sus comedias, de la mano de Protea. Pero no fue la única pieza de su propio rompecabezas que sacó en aquella charla, muy cordial pero (fiel a su estilo) sin concesiones. Entonces, este personaje que más de una vez también fue noticia por sus propias polémicas, contó, entre otras cosas, que no les daba importancia a los colegas que lo envidiaban ("muy pocos", minimizó), que tuvo muchos éxitos y "algún fracaso" que le sirvió para corregir, que asumió el apodo de "El Padrino" pero como protector de la gente que quería, que se hostigó por haberle dado demasiado a algunos "ingratos", que no vivió en una burbuja y que se conectó con la gente, que nunca se la creyó y que siempre luchó para mantener el éxito… Autodefinido de Gerardo Sofovich, "El Ruso", quizá el último zar del espectáculo argentino, que falleció ayer por la madrugada a los 77 años, por "un shock hipovolémico por hemorragia digestiva grave". Internado desde el sábado, su deceso fue inesperado. Es que pese a los serios problemas de salud que acarreaba, seguía en actividad. El 1 de marzo fue su última aparición en Los 8 escalones, cierre de una prolífica trayectoria que arrancó en los ’60, que se extendió en cine, teatro y TV, donde dejó íconos como Polémica en el bar y La noche del domingo, último envío de juegos (una de sus pasiones) que condujo el pope, quien en 2014 había dicho "A la muerte la tengo superada. El mismo cuerpo, la vejez y todo te van acostumbrando. A veces la ves como un alivio". Ayer por la tarde, colegas y seguidores se acercaron a la Legislatura porteña, donde se lleva a cabo el velatorio hasta el mediodía de hoy, según trascendió.

