Cualquiera que siga La Voz Argentina 2022 -por el programa en sí o por los cinco sanjuaninos que están en carrera- recordará el momento en el que Lali corrió a colgarse del cuello de un cantante luego de bailarse todo durante su actuación a ciegas. Claramente, fue después que él eligiera su equipo, pese a que La Sole también había mostrado su interés. El muchacho en cuestión es Lucas Bongionvanni, un sanjuanino de 29 años que siente que desde que ingresó al certamen de Telefe -donde entonó Plush y un fragmento de Té para tres- vive un antes y un después. No por el lado de la fama, aunque acepta con una sonrisa que más de una vez lo han parado para sacarse una foto con él, gesto que recibe como un mimo. Sí por el del aprendizaje, por cómo va creciendo desde que subió a esta aventura que disfruta y aprovecha. 

"Decidí presentarme para buscar un poco más allá de la experiencia musical en San Juan. Para mí es querer crecer, arriesgarse, apostar por uno mismo. Fui a Capital, hice la audición allá y quedé, por suerte. En las generales canté la canción que hice en la tele y la zamba Mujer niña y amiga, y luego me pasaron por un par más. Pasó un tiempo largo hasta que me llamaron para confirmar que había quedado. Fue un alivio muy grande porque estaba esperándolo, creo que era el único llamado que esperaba con tantas ganas", confesó a DIARIO DE CUYO el joven que cuenta con el apoyo de familia, amigos y banda, Huaykil, que le hace el aguante. Y ahora también con el aliento de integrantes del fandom Lali, muchos de los cuales comenzaron a seguirlo en redes tras protagonizar una de las escenas con más rebote del programa. 

"Lo que estoy transitando es favorable en todos los sentidos. Es un trabajo duro, de muchos años para llegar a algo así. No es +qué suerte que tuve+. La suerte fue haberme animado a ir y probar, pero estar ahí. Fueron 60 mil de todo el país, te aseguro que no es para nada fácil", expresó el muchacho que -como el resto de los participantes- debe acatar ciertas reglas, como mantener bajo siete llaves todo lo que sucede puertas adentro.

Sí le han permitido, por ejemplo, seguir haciendo pequeños shows. "Hay cláusulas que respetar, pero siempre que uno converse las cosas y vaya con la verdad… Pasa que muchos vivimos de esto, yo no tengo otro trabajo, para mí esto es todo", explicó, sabiendo que cualquier cosa que salga estará subordinada a sus compromisos con La Voz. A su vez, elogió el trato de "reyes" que reciben los competidores, entre los cuales -resaltó- ha florecido una linda amistad, sobre todo entre los provincianos que comparten hotel. "Yo no sé si en otra edición habrá sido así. No hay competitividad, somos todos hermanos, nadie se tirotea con nadie… la gente debería saber de la hermandad que se vive, es increíble", describió el sanjuanino, que ya baraja con ellos la posibilidad de compartir escenarios. 

Por ahora, la meta es seguir avanzando en el envío, que para él es una plataforma de despegue necesaria. "Sí, lo necesitaba. Creo que todos necesitamos esto alguna vez. El universo sabe cómo uno trabaja y se pela el lomo y me parece que dijo +bueno, le vamos a dar una mano a este pibe+ (risas). Cuando dijeron mi número, 06343, fue infernal, olvidate! Ahí dije +bueno, cambian muchas cosas de ahora en más+. Para mí no es normal que me haya pasado esto, así que lo tengo que aprovechar, ser agradecido y ponerlo a mi favor. Valoro lo que me pasa, lo asumo y lo transformo en la realidad que me toca", explicó seguro Bongiovanni, quien halagó la sencillez de Lali. "Tiene mucho barrio", marcó.

Una vez que concluyan las Audiciones a ciegas, los participantes se medirán con sus compañeros de equipo. "Es el miedo de todos, pero bueno, son las reglas del juego. Se llorará lo que se tenga que llorar y a seguir", compartió su postura el rocker, que prefiere no generar expectativas. "Para mí es el día a día. Quiero disfrutar cada segundo, desde que subo al avión hasta que entro ahí, no lo hago como un día más", manifestó Lucas, que también manifestó su deseo de seguir tocando en San Juan e incluso de ser convocado para espectáculos oficiales. 

"Que la música es lo mío ya lo tenía claro hace mucho. Esta es una experiencia que aporta a mi carrera, que estoy intentando hacer desde San Juan. Trabajar de la música y brindarle a la gente arte ha sido mi sueño desde muy chico y se me está cumpliendo", opinó. Y agregó: "Creo que la vida me está diciendo que el camino es por acá. Lo principal es tener los pies en la tierra y seguir trabajando".

 

Con la música a todas partes

Lucas canta desde niño. Recuerda cuando a los 7 años iba a los monoblocks de calle 9 de Julio a visitar a su bisabuela y subía al tobogán del patio de juegos para cantar temas popularizados por El Chaqueño, mientras lo vecinos se asomaban por las ventanas. De más grande se encontró con distintos géneros, pero se quedó con el rock "quizás porque mi vieja escuchaba mucho rock", dijo. Su debut fue en un bingo que organizó la madre de un amigo, con el que cantó los únicos 3 temas que se sabían a dúo -entre ellos Maravillosa esta noche, de JAF- y vio con agrado que la gente lo escuchaba. A los 17 tuvo su primera banda de new metal, Multiback, después formó Tirando Palos y luego entró a Huaykil. Pasó por tres carreras, Psicología, Asistente Terapéutico y Educación Física, pero al final ganó la música. Junto a él en este sueño está Carlos Flores (foto), manager de Huaykil y también suyo hace tres años. "Por su forma de trabajar, por la amistad que tenemos, no hay mejor que él", aseveró Lucas, quien dijo que su ayuda le permite dedicarse a producir contenidos.