Xavier Inchausti regresa a San Juan para actuar como solista junto a la Camerata San Juan, en el marco del cierre de temporada de abono de Mozarteum, esta noche en el Auditorio Juan Victoria. Sus últimas tres actuaciones en la provincia fueron junto a la misma agrupación conducida por Pablo Grosman, a quien el destacado violinista bahiense considera amigo. 

Inchausti es uno de los mejores violinistas de la Argentina. Debutó en el Teatro Colón a los 12 y actualmente, a los 31, es el Concertino de uno de sus cuerpos estables, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, donde ganó por concurso a fines de 2019, luego de un periodo de prueba de casi un año. El multipremiado instrumentista tiene además un trío de cámara (Trío Ginastera) junto al violoncellista José Araujo y al pianista Marcelo Balatl. Y en 2019 grabó en Hungría para Naxos un disco dirigido por Pablo Boggiano, con Mariano Rey en clarinete, Ayako Tanaka en voz y Esteban Benzecry como compositor; amigos que no quiso dejar de nombrar. En esta entrevista con DIARIO DE CUYO, Inchausti destacó las virtudes de la prestigiosa sala local donde se presentará y recordó cómo fue su camino de dedicación y esfuerzo para llegar adonde está. 

 – De vuelta en San Juan, ¿qué expectativas tiene con el concierto? 

– La última vez fue por Mozarteum y con la Camerata San Juan, y la verdad es que tengo una gran afinidad musical con la Camerata San Juan y también personal, porque con Grosman nos conocemos desde un festival en Ushuaia, así que con la Camerata me siento tocando entre amigos. Es una linda experiencia. Es la tercera vez, había ido antes y toqué con la Orquesta Sinfónica como en el 2009. Fue la primera vez que hice dos conciertos en la misma noche. El Auditorio es fantástico, la primera vez que toqué me encantó, es un placer tocar en un auditorio con esa acústica, es de las mejores salas en las que he tocado.

-Varias veces ha tocado junto a agrupaciones del lugar en sus giras por país. ¿Es algo que disfruta?

-Sí, sí, la música da la posibilidad de viajar y conocer músicos en distintas partes, y el intercambio siempre es muy lindo. 

-Empezó de pequeño, ¿cómo fue el camino para transformarse en el músico que es hoy?

-Le debo mucho a mi familia, por el apoyo y luego a mis profesores. Yo estudié con Sergo Lazarev, Rafael Gintoli, Ana Chumachenco y Fernando Hasaj, que era concertino de la Camerata Bariloche, un gran músico. Ellos me han transmitido respeto por la música, disfrutar de tocar; estoy muy agradecido por lo que me han inculcado. Después viene la colaboración con muchas orquestas, distintos directores, músicos, creo en la música, uno se va nutriendo en la medida que toca con otros. 

– ¿Qué tuvo que sacrificar como niño y adolescente? 

– Generalmente requiere mucha dedicación, sí, tiempo completo para el trabajo musical, para estudiar un repertorio muy extenso como es el de violín, es un trabajo de dedicación exclusiva. Pero, bueno, lo lindo que tiene es que es una tarea que nunca se termina, siempre se puede seguir progresando y descubrir nuevas facetas en la música. Uno tiene como un espectro muy grande en el cual seguir desarrollando. Yo a los 12 empecé a rendir libre el colegio secundario para tener disponibles las mañanas. Empezaba a la mañana, cuando necesitaba descansaba, pero mañana, tarde y noche, estudiaba violín. El 90% del estudio es solo.

-¿Y cómo es ser hoy el concertino de la Filarmónica?

– El repertorio sinfónico es un repertorio muy interesante y la verdad que además las dos salas donde actué, la CCK (con la Orquesta Nacional) y la del Teatro Colón, son salas muy lindas, en las que se puede trabajar muy bien, así que se disfruta mucho. Estoy contento por trabajar con la Orquesta Filarmónica, soy nuevo, la verdad que aún no tengo trayectoria allí, así que espero ahora en los próximos años poder hacer buenos conciertos. Me queda bastante por hacer en la Filarmónica. 

– ¿Cómo se ve en 20 años? ¿Y dónde?

– Si bien en el día a día soy estructurado y organizado, después, la vida te va llevando por distintos caminos. A mí me ha llevado a lugares donde no pensaba ir, o donde no tenía pensado viajar; nunca pude planificar más de uno o dos años. Me enfoco más en los conciertos próximos, la verdad que no pienso a largo plazo.

– ¿Esa forma de ser, estructurada, es quizás lo que le permitió llevar su exigente rutina?

– Al rendir libre el colegio no tenía la organización que me daba la institución, además con los profesores de violín a lo mejor era una clase semanal y después requiere cierta responsabilidad personal. De alguna manera, al no tener un profesor que me diga cómo estudiar, me tenía que organizar. Estudié dos años en Bahía Blanca con Lazarev, cuando él se fue empecé con Hazaj en Buenos Aires, viajaba cada 15 días, por eso tenía que estar muy concentrado y muy enfocado, era una clase cada 15 días y para mis padres también era un esfuerzo costear los viajes. Mi papá es músico, en ese sentido siempre compartimos.

El DATO
Xavier Inchausti y Camerata San Juan. Hoy 21 hs en Auditorio Juan Victoria. Fin de temporada 2021 de Mozarteum. Entradas $500 en oficinas de Ignacio de la Roza 161 (o) de 9.30 a 12 hs.