Durante un par de semanas, mientras se prepara para el estreno de la película Realidad Virtual a principios del 2021 junto a Vanesa González y Fede Bal, Christian Sancho aceptó sumarse al desafío de cocinar, ocupando la estación de Vicky Xipolitakis en Mastercherff Celebrity Argentina. Recuperada del cuadro de coronavirus que también padeció su pequeño hijo Salvador, la vedette pudo volver a su estación esta semana, ya que el actor supo defender su lugar, pero no sólo eso. Su partida fue con una arriesgada jugada ya que, el domingo pasado, quedó al borde de la eliminación, cabeza a cabeza con Rocío Marengo. Y para sorpresa suya y de varios, el rosarino que viene de encarar su primer protagónico en cine con Un crack (dirigida por Jorge Piwowarski, estrenó mundialmente en Amazon Prime Video, ya que no pudo debutar en la pantalla grande debido a la pandemia) fue salvado por el jurado compuesto por Donato de Santis, Damián Betular y Dolli, que decidió eliminar a la modelo y conductora, exsubcampeona de la versión chilena del formato y una de las grandes favoritas del certamen.
– ¿Esperabas eliminar a una competidora tan fuerte?
– Me hubiese gustado encontrarme en otro lugar con todos, porque con todos tengo buena onda y la mejor de las relaciones, se generó un vínculo muy lindo. Rocío es una gran cocinera pero esto es un juego y a veces uno tiene una noche con poca fortuna y pasa lo que le pasó. Yo no creo que sea el mejor porque saqué 10 con los profiteroles o el peor cuando hice un plato que no cumplió el objetivo, fueron semanas muy difíciles. Ese domingo, la fortuna y la suerte estuvieron de mi lado y quizás era lo que necesitaba Vicky para seguir adelante, puede haber sido la suerte del campeón.
– ¿Te intimidó el jurado?
– Tuve el mejor trato con todos. Cuando empecé a ver el programa y cuando entré entendí el juego y ellos el mío.
– ¿Cuál fue tu estrategia?
– Me divertí. Creo que aposté a no vender un personaje que no soy, aposté a la honestidad, a ser como soy en casa. En un reality tenés que ser tal cual sos. Lo natural ayuda más que lo impostado.
– ¿Qué opinás de los rumores que hablan de que el ciclo está guionado? ¿Y de que a Vicky le cocinaba otro, o de los roces entre los participantes?
– En este reality hay que saber sobrevivir, hay competencia. No es un programa guionado, para nada, tampoco eso que dicen que te cocinan. Todo pasa en tiempo real y de la manera en que se ve.
"Lo que ha generado Masterchef en la sociedad es muy lindo y estar ahí me dio la posibilidad de estar todas las noches en la pantalla"
– ¿Te hubiese gustado continuar?
– Me hubiese gustado mucho. Espero que la vida me brinde la posibilidad de tener una revancha.
– ¿Creés que superaste tus objetivos?
– Cumplí ganando, a veces con mucho margen y a veces pasando con lo justo. Creo que cumplí la misión de cuidar el puesto de Vicky para que siga en el certamen, si Dios quiere, hasta la final.
– ¿Cómo fue la convocatoria para ser parte?
– Cuando me llamaron a ver si me interesaba entrar, yo estaba por irme a España para hacer una serie, ya estaba todo más o menos cerrado pero apareció el rebrote y no se pudo viajar. Así, surgió esta posibilidad y la tomé.
– ¿Cómo son las grabaciones?
– Son largas. Uno tiene que estar preparado para ese tiempo. Son extenuantes las jornadas, ocupan todo el día y hay que estar muy arriba, con mucha intuición a la hora de cocinar.
– ¿Te imaginabas cocinando en televisión?
– No estaba en mis planes porque no sé cocinar (risas), creo que mucho tuvo que ver Un crack, a partir de eso vino todo esto. Me dio el pase y yo tenía ganas de hacerlo. Estoy súper contento por lo que generó mi participación en el programa, no solamente aprender a cocinar, sino también tener lugar en la tele. Estoy agradecido, muy contento.
– ¿En qué te ayudó esta exposición?
– Ayuda muchísimo. Lo que ha generado Masterchef en la sociedad es muy lindo y estar ahí me dio la posibilidad de estar todas las noches en la pantalla, fue muy importante, se siente en la calle. Es un fenómeno extraordinario que no se vivía hace mucho tiempo en la tele. El fanatismo que alcanzó nos sobrepasó y se ve en la calle.
– ¿En las redes se potencia esta explosión?
– Sí, se potencia con lo que genera uno en la pantalla. Cuando gané la prueba de los profiteroles fue evidente. El jurado es el que va decidiendo y la idea es que la gente te conozca un poco más, además de aprender a cocinar.
– ¿Los concursantes necesitan una base para encarar cada emisión?
– La cocina es prueba y error, uno va acertando y también se va equivocando. Uno tiene que ir resolviendo las distintas oportunidades que tiene, tratando de encontrar el camino correcto. Hay pruebas que tienen sus limitaciones y hay que poder sobrellevarlas. Yo no tengo idea de cocina, nada.
– ¿Cómo hiciste para ganar el visto bueno de los jueces sin saber cocinar?
– Como pude. Muchas veces divirtiéndome, nunca cociné presionado, mi única responsabilidad fue cuidar el lugar de otra persona.
– ¿Qué plato te dio más satisfacción?
– Siento que fue el arroz salteado con pollo y cerdo que le dediqué a mi mamá que me lo enseñó, o el pastel de papa, porque el de los profiteroles siento que fue suerte de principiante. Quizás cuando uno está más conectado con el objetivo, le pone más pilas, siente que no se puede equivocar, que hay que pasar sí o sí.
– ¿Y el sánguche de milanesa?
– ¡Estaba buenísimo! Ellos no lo probaron. Su pinta tenía…
– ¿Qué te dejó esta experiencia?
– La posibilidad de lo nuevo, un gran aprendizaje como lo es la vida.
– ¿Te quedó algo por demostrar?
– ¡Hacer un rico calzone como el rey de los calzones que soy! Para la próxima, prometo volver con el mejor de todos.