Con una trayectoria en ascenso, Sofía Usín brilló como Clara "niña". En esta escena, con su regalo de Navidad, el Cascanueces (soldadito), en medio de una escenografía impactante. 
 

 

El público sanjuanino agotó todas las localidades para las tres funciones de El Cascanueces y fue un gesto de aprobación, por ser parte de un acontecimiento cultural histórico. Por primera vez, un espectáculo de ballet clásico con repertorio completo fue producido y desarrollado en San Juan, con la intervención musical de la Orquesta Sinfónica y el Coro de Niños y Jóvenes de la UNSJ, bailarines locales y solistas y ballet del Teatro Colón.  

El sueño encantado se hizo realidad para muchos aficionados que anhelaban tener la oportunidad de vivir una instancia tan importante y con la calidad de una puesta artística a la altura de las circunstancias.  

En dos actos, la obra musical compuesta por Tchaikovsky impactó tanto en lo visual, como en lo sonoro. El cuento de hadas fue representado de manera excelente hasta el más mínimo detalle. Para empezar, destacando la actuación de la orquesta de la mano del director Emmanuel Siffert y del coro dirigido por Jorge Fuentes. Fue notable la interpretación en el momento en que los protagonistas, Clarita (interpretada por la sanjuanina Sofía Usin) y El Soldado Príncipe (Federico Fernández) bailaban en el jardín invernal (en el primer acto) y sonaban las voces angelicales junto a los ritmos marcados por la orquesta acompañando en cada paso que daban las bailarinas. Esta fue una de las escenas que mejor simbolizaban el mundo de fantasía que transmite la obra.  

El diseño escenográfico fue otro punto muy fuerte, trabajado por la conducción de Sergio Massa que, con una combinación de luces y proyecciones, producía un efecto tridimensional que lograba dar una sensación mágica a lo que se veía en escena. 

También, fueron muy aplaudidas las actuaciones de los principales solistas del Teatro Colón, Matías Santos (El Mago), Nadia Muzyca (Clara) y Federico Fernández (Príncipe). La ternura y la espontaneidad de los niños y niñas, al ingresar al comienzo del primer acto, como así también, las bailarinas del grupo ‘Copos de nieve’, se ganaron otro punto a favor.  

La co-producción entre el Teatro del Bicentenario y el Teatro Colón fue correcta y prolija, por lo que se mostró en el escenario. La preparación, el ensayo, más la disciplina que exige un ballet de estas características, quedaron demostrados con el resultado de esta puesta en todos sus aspectos y que vale la pena volver a disfrutar. Ojalá que, para un futuro próximo, se repita la experiencia, pero con la posibilidad de tener solistas propios para los roles centrales. Sería otro sueño más por alcanzar. 

 

Los primeros bailarines del Colón, Nadia Muzyca y Federico Fernández, Clara y El príncipe. 
Drosselmeyer (Matías Santos) junto a los niños y adultos reunidos en Navidad 

 

Noche de Navidad en casa de los Stahlbaum. Drosselmeyer trae regalos, como la muñeca, el arlequín y… el Cascanueces, que atrapa el corazón de Clara.  

 

Clara se queda dormida. En su sueño, ratones y soldaditos, encabezados por El cascanueces, cobran vida y se enfrentan en una lucha. Luego, Clara y el soldadito, convertido en príncipe, danzan entre los copos de nieve. 

 

Aun en sueños, Clara visita lejanas culturas con danzas propias de cada país. También ella baila con el Príncipe, hasta que sus padres la despiertan.