Ya hubo obras suyas en la incandescente calle Corrientes, aunque hechas y producidas por terceros; por eso puede decirse que este es el gran debut de Pablo Flores Torres en el llamado "Broadway de Latinoamérica" que late en Capital. Entre pomposas marquesinas que anuncian versiones de famosos títulos internacionales -como Tootsie, Matilda o Querido Evan, por citar algunos- se recorta otro musical, creado en Argentina, con libreto, música original y dirección general de un sanjuanino, hecho inédito. Se trata del director, compositor y actor Pablo Flores Torres, bien conocido en esta provincia en la que comenzó a transitar una pasión que años después lo llevó a Buenos Aires, donde hoy -a pura convicción, talento y trabajo- se codea con los popes. Mansión Maniática es la obra con la que se plantó en esa meca plagada de shows, una parodia (por eso el cambio de adjetivo) de Mansión Maníaca, de Lucas Art, videojuego de los ’90 del que era fan y que decidió convertir en musical, desde cero. Pero no sólo eso. A partir de esa inspiración creó una pieza bien anclada en la idiosincrasia argentina, con gags e información que va incorporando continuamente, según la actualidad mande. Y como si eso fuera poco, le imprimió un toque muy atractivo al formato: al estilo de "elige tu propia aventura", el público cuenta con dos paletas (roja y verde) a través de las cuales vota -más de una vez- para que la historia siga uno u otro rumbo. Eso no sólo significó un desafío desde todo punto de vista (demandó por ejemplo más de 120 tracks musicales), sino también una vuelta de tuerca muy poco vista en el género, que la crítica ha subrayado y el público -dicen las reseñas- aprueba con presencia, participación y aplausos.
"Cuando uno sabe que está en la avenida más importante del teatro en Latinoamérica, al lado de monstruos como los que están ahí, musicales que vienen con licencias de Estados Unidos, sabe a qué se expone. Pero el público ha respondido muy bien y las críticas son muy buenas, así que estamos muy felices. Que recibamos semejante recepción nos vuelve locos", dijo a DIARIO DE CUYO Flores, quien fundó en esa diferencia su estrategia promocional.
"Yo le digo a los chicos (NdeR: en el elenco hay estudiantes e intérpretes de su Academia Teatro, que están insertándose en este mundo) que somos como un equipo que acaba de ascender. Jugamos con éxitos consagradísimos con mucho más presupuesto. Nuestra campaña fue basada en eso, con memes por ejemplo, y pegó porque un poco es el humor que tiene la obra. Nos reímos y ellos nos hacen un guiño, porque somos pocos y nos conocemos, y hay muy buena onda", se explayó el artista, que encarna al Dr. Fred, un científico que tiene secuestrada a Sandy en su mansión, donde ocurren sucesos extraños, mientras Dave y sus amigos tratan de rescatarla.
"Sí, me di el gusto (risas). Es un video que jugaba de niño, muy de moda en esa época. Y pasó que vino mucha gente fanática del juego y no para de reírse. Que funcionen tanto los gags es genial… Notamos que se han hecho fans del musical, algunos han venido a varias funciones, porque son todas distintas. También hacen dibujos o muñequitos y nos los mandan… para nosotros es muy movilizante. Yo hice en Instagram una publicación con los mensajes que nos llegan, son tremendos", comentó Flores Torres, que sí, se tenía fe.
"Como alguien que ama los musicales sabía que podía gustar, pero lo veía como esas pelis que muchos no conocen pero un grupo las ama, tipo Marcianos al ataque, La pistola desnuda o la onda Mel Brooks… apuntaba a eso y se generó. Un crítico dijo que se sentía en el West End de Londres, ¡un gran elogio! Y pienso ‘¡Qué locura!’", se explayó el creativo, que muy lejos está de ser un novato en este rubro y para quien haber comenzado en la provincia no deja de ser un punto a favor.
"Los del interior sabemos hacer con lo que hay y eso te da una cancha que se nota, lo vi en Italia por ejemplo. Después de que Liliana Gutiérrez encendió en mí esa chispa, yo arranqué en San Juan con lo que teníamos, con lo que podíamos. Cualquiera puede pensar ‘Cómo me voy a mandar a dirigir en Buenos Aires’… ¡Y sí!" agregó el hacedor de proyección internacional, que sin falsas modestias, sabe que va por el camino correcto.
"Sí, porque si no Mansión Maniática no estaría funcionando. Lo veo también en las personas que eligen mi academia y en los artistas y desarrolladores que me convocan… Eso me da la seguridad de lo que estoy haciendo", reflexionó quien trabajó con Pepe Cibrián y encabeza en el país la Federación Internacional de Artes Escénicas, para quien la clave de su crecimiento se resume a una palabra: voluntad.
"Cuando saltó lo de Mansión… dije ‘Lo hagamos’. Es la voluntad de hacer y ver quién se suma. Habrá muchos ‘yo no, yo no’, pero uno se va a sumar y después otro… No hay un superproductor que venga y te diga que te va a poner toda la plata… es un montón de gente que va sumando, aportando lo suyo. ¿Lo querés hacer? ¡Levantate y hacelo! Tenés que moverte, con quien te quiera acompañar. Sí, hay otros factores, pero la fuerza de voluntad es el principal instrumento", expresó el director, que se complace al mirar sus comienzos en San Juan -"a veces nos preguntaban si éramos de afuera", sonríe- y que, para adelante, se sigue viendo en acción.
"Hay como un poco de miedo en la industria con las inteligencias artificiales, que lo reemplazan todo… ¿Y las artes escénicas? Quizás en algún momento, pero los artistas aún somos necesarios. Suena apocalíptico y gracioso, lo sé, pero es en serio. Si la salud acompaña, me imagino siendo de los últimos bastiones, junto a otros, de esta disciplina", concluyó.