En el subsuelo de una ciudad moderna, hay ruinas y memorias que buscan salir a la superficie. Vestigios de lo que fueron aquellos hombres y mujeres que vivieron la gran catástrofe que fue el terremoto de 1944. Actualmente son escasos los espacios públicos y urbanos que cobijan algún recuerdo de las víctimas o algún signo referente a la tragedia. Salvo escasas excepciones (ver aparte) no hay monumentos o cenotafios que hablen del quiebre histórico que hubo en la provincia. Pero gracias al registro fotográfico de la época, esas huellas de la memoria se materializan y atesoran en un banco de imágenes creado por un grupo de investigadores académicos que trabajan en el proyecto "La Imagen Pensativa: Historia Urbana y Fotografía". Son justamente ellos quienes, tras un largo proceso de recopilación, inventario y catálogo, dispusieron realizar la primera intervención en el espacio público, para exponer la historia urbana de la ciudad de San Juan post terremoto. Y más allá del intento de recuperación histórica, es un acto de homenaje o tributo a quienes sufrieron, murieron y sobrevivieron al desastre natural que marcó un antes y un después para San Juan. La iniciativa se tradujo en la instalación mural gráfico que tomará cuerpo en calle Entre Ríos, entre Ignacio de la Roza y Mitre. Consiste en el montaje de tres gigantografías de escenas puntuales posteriores al gran sismo que destruyó la ciudad. Estas imágenes fueron cedidas por el Archivo General de la Nación al equipo de estudio responsable de este trabajo, que depende de la Secretaría de Extensión del rectorado de la Universidad Nacional de San Juan.
Con la coordinación de Marco Mallamaci y Virginia Moreno, más la asesoría y supervisión del artista cordobés Nicolás Paira, el grupo estuvo trabajando sobre la pared externa de la playa de estacionamiento (con previa autorización del Arzobispado de San Juan, propietario del inmueble), al frente del Juzgado Federal Nº2. La técnica que utilizaron es el paste up, procedimiento que consiste en la adhesión de láminas de papel (en este caso es de 80 gramos de espesor) en el muro, que contienen las imágenes impresas copiadas en láser blanco y negro. "Para que las imágenes tengan más durabilidad ante las inclemencias del tiempo, se aplica cola vinilica que actúa como una capa protectora. Una vez que se seque, en unos días, le daremos una aplicación de laqueado para que las imágenes estén protegidas de los rayos UV, de la humedad y del sol. Las presentamos con entramado para que quien vea las escenas, haga un recorrido o exploración visual y vaya reconstruyendo ese instante pasado con la mirada", dijo Moreno, co-directora del proyecto.
Cada escena mide 1,54 metros de alto por 2,19 de ancho y la superficie total cubierta es de 1,90 x 9 metros. "Estos momentos retratados contienen un poco de poesía, porque si bien se vivieron realmente situaciones dramáticas, en lo estético, por su composición, por los personajes y las acciones, quisimos mostrar esa idea de comunidad y solidaridad que tuvo el pueblo sanjuanino para soportar la tragedia", señaló la fotógrafa.
Otros memoriales
Entre los pocos memoriales sobre el terremoto de 1944 que hay en la ciudad están "La llama votiva’, ubicada en Avenida Libertador y Paula Albarracín; y el monte -popularmente llamado "joroba’, de ahí su apodo- de la Plaza Hipólito Yrigoyen (9 de julio y Gral Acha), que está hecha con los escombros de construcciones derrumbadas. El Convento de Santo Domingo conserva una urna con cenizas de las víctimas.