Hacía muchos años que los sanjuaninos no participaban de una articulación tan contemporánea y ecléctica como la que ofreció Conte Grand No Duerme la noche del viernes pasado, y que se prolongó hasta la madrugada de ayer. Con numerosa convocatoria libre y gratuita, el espacio para la cultura y el arte capitalino ofreció un cruce de actividades y disciplinas artísticas que recordó -por momentos y a salvedad de las dimensiones-, a La Noche de los Museos, la fiesta urbana de cultura porteña que días atrás convocó a miles de personas.

Con ese espíritu, el raid multidisciplinario del Conte Grand, comenzó a las 20:30 con la presentación de Seedcodelia, una performance de danza teatral aérea que incluyó una prolongada demora para salir a escena, mucha psicodelia, juego de elementos -arnés, escalera y tambor- y logró un clima intimista, tenso y acrobáticamente fatalista. El público, circulante, no paró de sacar fotos y despertaron con ella los primeros aplausos de la noche. Luego, irrumpió un extravagante personaje vestido de smoking rosa, megáfono en mano y una casi irritante sirena activa, que ofició de guía y humorista. El calor no fue invitado, pero se coló sin reparos y fue inevitable sentir su presencia. La elevada temperatura empujó a la gente al romántico bar del Conte Grand para pedir el refresco "más helado posible".

Dentro de las variadas opciones, una de las actividades más entretenidas fue el Taller de Teatro de Rubén González Mayo. El profesor ofreció una clase express para actores amateurs, muy concurrida por jóvenes y adultos; y fue totalmente desacartonada -todos los participantes interactuaron descalzos-. En forma simultánea, en el parque que rodea el Conte Grand, se escuchaba un atractivo sonido de tambores. Eran los de "Yo Tambor", el espectáculo musical de canto huarpe de Roberto Guevara. Con docilidad ejecutiva y la bondad del viento fresco salvador, el cantor ganó muchos adeptos y ofreció canciones ágiles con arreglos modernos. Pasada la medianoche, y con la impactante "Full Moon" (luna llena) del artista Eduardo Pla, mezclada entre el público, Tito Oliva cautivó con sugerente y melancólico jazz cordillerano. Casi al final de la tentadora propuesta se proyectó en el microcine la compilación audiovisual "Akrópolis", de Jerzy Grotowski -el hombre que marcó la ruptura del teatro tradicional- y posteriormente, Nodiyei Topo y Amigos, despuntó una especie de zapada electro y culminó la jornada. El show de humor de Dani Love -que estaba previsto para las 2- fue cancelado a último momento por razones de salud; y la fallida presentación del transformista había generado muchas expectativas y varios "hicieron tiempo" para verla.

Quizás, Conte Grand No duerme -que estrenó en el marco de la Teatrina 2009- evidenció algunos altibajos y espacios faltos de interacción, pero las casi 8 horas continuas de simultánea vanguardia gozaron de buena salud y resultaron una grata sensación de desvelo cultural.