En un campo verde, plagado de dientes de león, un niño pequeño corre entusiasmado por alcanzar esos copos blancos. Esa fue la vivencia personal que impulsó a Oscar Fontalvo a inmortalizar en una escultura de hierro esa planta que tanta diversión había dado a su hijo Bautista. Esa pieza resultó ser la ganadora del primer premio adquisición de la empresa organizadora de la edición de este año de la Feria Internacional de las Artesanías, marcando un nuevo comienzo en la carrera de este artesano colombiano, afincado en San Juan desde fines de los 90, que vuelve a la actividad artística después de casi una década.

‘El premio es una puerta que se abre para mí, es un llamado, una cruz en el mapa que te dice ‘vas por el camino correcto’. Es lo que logro discernir de todo’, dice a DIARIO DE CUYO desde la calidez de su hogar, donde sus obras son protagonistas.

Llegó a San Juan casi de manera fortuita. Aquí no sólo el Zonda y el sol inspiraron su arte, sino que formó su familia junto a Adriana Di Giorgio, a quien conoció hace 15 años y con quien tuvo a Bautista (6). Ella no oculta su orgullo por su marido y hasta se emociona al hablar de la escultura ganadora, llamada Diente de león por las incursiones del artesano con su hijo por la parquización de la Circunvalación para recoger la simpática flor. ‘Yo estaba enferma y él salía con Bauti para entretenerlo un rato. Para mí fue hermoso también que haya sido premiada, por todo lo que significa para nosotros como familia’, dice Adriana.

‘Cuando vine a Argentina, yo ejercía en Colombia como artesano, allá es una profesión muy rentable, trabajas dedicado a eso. Unos amigos argentinos me hablaban de la Feria de Córdoba y como tenía una hermana que vivía justo en San Juan con su esposo que llegó para trabajar en los diques, me vine’, relata. Pero lo de Córdoba no funcionó y volvió a San Juan desanimado, listo para armar las valijas de vuelta a Colombia. ‘Me presentaron a Fermin Femenia que era director del Mercado Artesanal. Él vio mis obras, quedó fascinado y me impulsó a quedarme’, recordó sobre cómo surgió su inesperado vínculo con estas tierras.

‘Me iba bien, ganaba menciones, premios, pero económicamente no era muy rentable el tema, así que una cosa me llevó a la otra, hasta que incursioné en el negocio gastronómico’, relató Fontalvo, quien fue propietario del restaurante de comida mexicana Maloca. ‘Fueron 12 años de trabajo, lo que me hizo retirarme un poco del hierro porque el tiempo no me daba. Andaba muy bien, pero mentalmente me agotó, dije ‘hasta aquí llego”, continuó Fontalvo.

‘Recién hace tres años tomé la decisión de volver a lo que me gusta, a mi pasión’, dice sobre esta suerte de renacimiento artístico que tiene a la tradicional feria de este año como trampolín, que lo inspiró a seguir creando y a buscar participar en otros eventos culturales en los próximos meses.

Fontalvo siempre trabajó en hierro, material al que llegó casi por casualidad y aprendió a trabajar. ‘Me gusta mucho el óxido, que el metal luzca como metal, le sugiero el color a la pieza, no la pinto. Busco salirme de los parámetros de rigidez’, describe este artesano apasionado por el material al que domina con gran talento.