"Creo que va a ser una noche mágica’, había dicho en charla previa con DIARIO DE CUYO Victoria Balanza. Y lo fue. Un teatro colmado disfrutó y aplaudió la presentación del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, que dirige el creativo Mauricio Wainrot e incluye a la bailarina sanjuanina, quien volvió a lucirse en la provincia.
"¡Esa es Vicky!’ casi que gritó una señora apenas comenzó el espectáculo, cuando Balanza ingresó caminando al escenario, a media luz, para abrir una obra cargada de poesía y nostalgias; "Canción de la tierra’, profunda, expresiva y demandante, tres constantes a lo largo de la velada.
Al igual que el resto, muchos de los que habían colmado el Teatro Sarmiento aprovecharon la oportunidad -que no abunda- de disfrutar al prestigioso ballet, que evidenció precisión, fluidez (especialmente en los enlaces), plasticidad y fuerza. Pero, claro está, también habían ido a verla a ella. Fueron los que volvieron a emocionarse con su crecimiento, con su sueño cumplido. Los mismos que no pudieron evitar recordarla en esas mismas tablas, cuando era una niña, dando sus primeros y promisorios pasos. Y los que volvieron a admirar ese don que la llevó primero al ballet de Julio Bocca, y ahora a ser parte una de las compañías contemporáneas más prestigiosas.
Terminada la primera obra, llegó "el guiño’ de Wainrot, Maestro sencillo y generoso que se detuvo a saludar y a conversar con cuantos se le acercaron, pese al malestar por un golpe en la pierna que le impidió saludar en escena. Sensible, quiso que su discípula fuera protagonista en su casa, y la puso en escena en un dúo de gran belleza y dramatismo, con música de Chopin. Con el último acorde, la platea estalló en aplausos, silbidos de aprobación y ¡Bravos! Y como en la apertura, pero ahora sola con su compañero, Victoria se adelantó a saludar a los suyos.
El final llegó con Desde lejos, un coro armónico (sin la sanjuanina) que volvió a exponer el talento de Wainrot para manejar dinámicas, planos e imágenes; y para comandar un equipo de bailarines que estuvo a la altura de las altas exigencias físicas e interpretativas. Artistas a los que indudablemente conoce como la palma de su mano, tanto como para explotar individualidades sin diluir la riqueza del conjunto.
Poco más de una hora después, con varios espectadores de pie y aplausos que no cesaban, el telón volvió a abrirse. Entonces uno de los bailarines fue a buscar a Victoria, que ya estaba cambiada, para que saludara a los suyos. Afectos que por largo rato se prolongaron en el foyer del teatro, el otro escenario de encuentros y emociones.

