Alrededor de tres mil sanjuaninos gozaron en el recital que ofreció el Rey Pelusa en el estadio Aldo Cantoni en la noche del jueves. El frío en el ambiente se sintió un poco, pero la energía que le puso el cantante cordobés a la velada hizo transpirar a señoritas, señoras e incluso varones que se movían con el típico pasito cuartetero. Con un traje fino y lentes oscuros, el popular cantante arrancó con la canción Infinito amor, Whisky no y Píntame con besos. Recién entonces hizo un stop para dialogar con el público acerca de los más de 10 años de ausencia: "Han pasado casi 15 años más para todos nosotros, por eso quería volver a cantarles aquellas viejas canciones", dijo conmovido el cordobés. En un momento recordó a Nicky Lumelli, un amigo que le ayudó a componer uno de sus hits, Gota de miel. Y al interpretarlo, provocó la euforia de los espectadores. El sonido fue impecable y la banda, con músicos muy jóvenes, acompañó de manera formidable. Se destacó una de las coristas, Mumi Tubert con el acordeón; y en un intervalo, los guitarristas Alejandro de Feo y Sebastián Salinas dieron una demostración de sus potentes violas con melodías de Europe y Deep Purple poniéndole un touch rockero -que también ostenta Pelusa- a una noche bien ochentosa.

El espectáculo siguió su curso con más de 20 canciones. En un instante parecía que todo terminaba, ya que Pelusa se bajó del escenario. Sin embargo, el pedido de bis de la gente lo hizo regresar. Fue el punto más excitante del recital, cuando le hizo una dedicatoria al grupo Chébere con el hit La copa rota. El papel picado y la serpentina estallaron por todas partes, pero aún faltaba la frutilla del postre, cuando El Rey cerró la noche cantando a capella y el público levantó sus manos para ovacionarlo. En conclusión, fue un show atractivo y de buen gusto que convocó a la familia entera y apeló a la nostalgia de varias generaciones que disfrutaron en su juventud los clásicos que en ninguna fiesta pueden faltar.