Buenos Aires, 28 de octubre.- Los Nevares Sosa siempre sorprenden al público de “El Elegido” y como era de esperar, el final de uno de ellos debía ser impactante.



Este jueves 27 de octubre, los televidentes fueron testigos del suicidio de David, el hijo de Oscar, el dueño del imperio de los abogados. El personaje interpretado por Luciano Cáceres fue a buscar a su padre, en la piel de Lito Cruz, para matarlo y terminar con ese amor-odio.



Lo que se vio después, fue una clase magistral de actuación donde Cruz y Cáceres intercambiaron fuertes confesiones. “Nos complementamos, no podemos existir el uno sin el otro… para existir”, le dijo Oscar a David.



“Me siento incompleto sin vos cuando estás lejos de mí y vos cuando estás lejos de mí, no sos nada”, siguió expresandole a su hijo. “Es verdad, aunque me cueste aceptarlo, es verdad papá”, respondía el joven abogado.



Nevares Sosa fue muy duro a la hora de hablarle: “Tus violaciones, hijo… lo más doloroso, tu bisexualidad… lo asumí”.



“Yo ya lo asumí, ya te acepté papá y hasta quise matarte… cuando me enteré que estabas muerto me puse feliz y lo festejé mucho. Y cuando me enteré que estabas vivo otra vez, tuve una revelación y te entendí”, decía David.



En otra parte de la escenografía de El Elegido, Andrés Bilbao (Pablo Echarri) entraba en trance y decía unas palabras tras tomar por una bebida realizada por los aborígenes frente al rostro asustado de su pareja, Mariana Estevez (Paola Krum): “Cuidado… veo un ser peligroso”.



“Tenés razón papá, nos complementamos, nos necesitamos. Por eso yo tomé una decisión…”, dijo David y tomó un arma que escondía en su traje ante la sorpresiva y asustada mirada de Oscar.



“No somos nada el uno sin el otro y yo hoy quiero ser eso, quiero ser nada”, dijo el joven que perdió la razón al lado de su progenitor, que cometió una atrocidad tras otra y que se enteró de adulto que su madre vivía. Fue demasiado para su existencia, se quitó la vida ante los ojos del hombre que le dio vida y que se la robó debido a ese fanatismo por la Orden. Fin del capítulo y extraordinaria clase de actuación de un actor ya consagrado y de otro que le sigue los pasos.