En una producción de cerámicos en relieve, Hugo Vinzio se propuso hacer un relato ilustrado sobre la esencia histórica del Camino del Inca y lo que representó para los diferentes pueblos que habitaron las regiones argentinas. Las piezas se exhiben como las perlas más preciadas de la plaza que se edificó en el centro de Villa Iglesia, donde puede ser visitada por los pobladores y eventuales turistas que recorran los atractivos paisajísticos del departamento.

"La obra debe ser disfrutada por la gente, esa es la finalidad", manifestó Vinzio.

Contratado por la Municipalidad de Iglesia, el dibujante, escultor y pintor puso la vista en la red vial del Tahuantinsuyo, la ruta que se convirtió en un símbolo de poder para el imperio incaico a lo largo de miles de kilómetros y que, en junio de 2014, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Así, para ponerle su particular sello al Qhapaq ñan (Camino del Inca, en español), el artista optó por la elaboración de un trabajo en serie con breves relatos, pintando los usos y costumbres de aquella época, recordando la labor de los chasquis y las actividades del pueblo huarpe.

"Los seis murales tienen por objetivo ser instrumentos pedagógicos para los colegios de la zona y que se ponga en valor el sitio en el que viven; y para que los turistas tengan un acercamiento a la historia del lugar, ya que uno de los tramos llega hasta Iglesia", manifestó el hacedor, heredero de las dotes artísticas del recordado escultor Mario Vinzio, fallecido en 2007 a los 76 años de edad.

Confeccionadas totalmente a mano sin molde alguno, la realización técnica de cada una de las piezas -de 1 metro de ancho por 1.20 de alto- comenzó en agosto y finalizó este mes, en cerámica modelada y pintada sobre baldosa cerámica, con diseños previos en dibujos y acuarelas; según manifestó el prolífico autor acerca del proceso de materialización de este complejo proyecto que encaró en su carrera.

"Desde mis inicios, los desafíos artísticos siempre me generan una especial emoción espiritual y mental, porque me obliga a leer, investigar, dibujar, pintar… Se pone en funcionamiento una mecánica que me genera muchísimo placer. Los murales, específicamente, las sensaciones llegaron por partida doble, porque poder colocar una obra mía, tan lejos de mi ámbito habitual y que pueda estar al alcance y la mirada de todos, me originó un mayor respeto con la obra de arte", dijo el autor, remarcando el compromiso social que empuja cada uno de sus proyectos en un año más que fructífero en el que se destaca el regreso a la exhibición de sus dibujos después de 15 años del ejercicio en silencio, con la muestra "Políticamente incorecto" en abril pasado; y su última experiencia escultórica con la exposición Tachín Tachín en honor al Día de la Música, con figuras trabajadas en arcilla entre 2018 y 2019, que aluden a los distintos rubros y personalidades musicales, y permanecerá abierta hasta fin de enero.

Los chasquis. Los mensajeros y sus caminos.

 

Una imagen alusiva a las dimensiones del camino en la montaña.

 

El pueblo huarpe. Sus actividades cotidianas.

 

Los animales para carga. Con la pintura de la vicuña y la llama. 

 

El imperio. Los países y provincias que abarcó. 

 

Mano a mano con su hijo

En el marco de los 80 años de la creación de la Facultad de Ingeniería, Hugo Vinzio se encuentra ultimando detalles de una instalación artística-arquitectónica de 1.40 m2, acerca de "la historia de la Facultad y de la Ingeniería a nivel universal", en cerámica, hormigón, bloques de cemento y madera.

En este proyecto, Hugo se desempeña junto a su hijo Lisandro Vinzio Maggio, arquitecto responsable del diseño y de la realización de la obra, desde que fueron convocados, en julio pasado. Para ambos, además de un logro profesional, representará el segundo proceso en conjunto, luego de levantar el cenotafio de Raúl Tellechea -el ingeniero desaparecido el 28 de septiembre de 2004- en el predio de la Mutual de la Universidad Nacional de San Juan en Pocito, en 2017.