No le gusta que le digan Maestro, una palabra que -explica- está reservada sólo a "grandes como Piazzolla, Mercury o Bach", por citar algunos. Pero, a su modo y más allá de su modestia, Marcelo Arce también lo es, porque tiene el don de saber enseñar a su público; en este caso, a apreciar y a descubrir una pieza musical, desde los "secretos" y las anécdotas que la rodean. Y eso volvió a palparse el jueves pasado, cuando de la mano de Medifé, volvió a presentarse en el Auditorio Juan Victoria. Una platea colmada rió, se conmovió y se sorprendió con los comentarios de este músico, estudioso y showman, quien con su característica vehemencia y su delicado humor fue transitando desde Vivaldi hasta el jazz, encontrando conexiones, contagiando pasión y maravillando con su sapiencia.
¿Las perlitas negras? Un sector irrespetuoso del público, que hablaba en la sala y al que Arce tuvo la gentileza de invitar a salir sin molestarse. Y la desorganización alrededor del horario de inicio del show: Si bien estaba anunciado a las 20, personal consultado informó a las 21.30 y al final empezó sobre las 21; confusión que ocasionó que varias personas tuvieran casi una hora de espera y que otras llegaran tarde e incluso no pudieran ingresar a la sala.

