Durante su breve estadía en la ciudad, además de regresar con una "mini" revista junto a La Cocó en el Colonial Café Concert -la semana pasada-, la vedette participó del programa radial Misión Imposible de LV1 -conducido por Sebastián Saharrea y Daniel Tejada- y desnudó su génesis cuyano. Con un feedback intimista, divertido y relevante, Betty, "como suelen llamarme los sanjuaninos", revivió su época de cajera bancaria, su primaria en la Normal Sarmiento, el concurso de Miss San Juan que le cambió la vida, su casa en Villa América y hasta recordó a un novio de familia bodeguera. Dentro de su espontánea -y dolorosa- biblioteca emocional, no faltó recapitular la huella Olmedo y su fallido matrimonio.

­ Sos como una embajadora de la provincia…

– Siempre. Yo nací en San Juan y cuando estoy en Buenos Aires siempre hablo muy bien de la provincia. En mis reportajes y en los distintos sketch que hago en televisión.

– Muchos recuerdan tu época de cajera en el banco…

– (risas) Me imagino que sí, es un buen dato. En el Banco Agrario contaba plata que no era mía y ahora cuento la propia. Siempre la fila de mi caja era la más larga porque de chiquita pintaba que iba a venir bien la cosa.

– Me imagino a los clientes enfilar para tu lado…

– (risas) Era simpática. Al menos, eso me decían.

– ¿Cuándo te tocó la varita mágica y comenzó tu carrera?

– En mi caja. Siempre hacía los depósitos la gerenta de Etam y justo ella organizaba el concurso de Miss San Juan. Me insistió tanto para que me presentara que, finalmente, me convenció. Al principio, le decía que no sabía hablar ni caminar y que eso no era para mí. Era muy vergonzosa, pero después me animé.

– Y fuiste Miss San Juan…

– Sí, no lo podía creer. Después me fui a Miss Argentina en Buenos Aires y salí primera princesa. Me acuerdo que Silvana Suárez fue la que ganó el concurso. Me llovieron propuestas en ese momento y me di cuenta que podía trabajar allá. Volví a San Juan y convencí a mi hermana Isabel para que renunciáramos y nos mudáramos a Capital Federal. Ella renunció a una cooperativa y yo al banco.

– ¿De qué barrio eras?

– Villa América. Pasamos con papá por la casa donde vivía y me encantó verla nuevamente. También visité la escuela Normal Sarmiento donde hice la primaria. Ha cambiado muchísimo todo. Cuando me fui, San Juan era un pueblo y hoy es una gran ciudad. El gobernador Gioja merece un aplauso.

– Por ahí terminás viviendo acá en una casa con pileta. No sería mala idea…

– Me encantaría. Buenos Aires es un jungla y la calidad de vida es terrible. El costo de vida es descabellado, pareciera que vivís en París. Todos corremos para sobrevivir y llegar a fin de mes.

– ¿Buenos Aires te recibe como San Juan?

– No, allá tenés que tener una personalidad muy fuerte sino te sacan la cabeza. Por suerte soy muy luchadora y cuando ciertas personas me joden me defiendo. Me pongo borcegos y pantalones de guerra.

– Sobre todo con Pergolini y Guebel…

– Sí, creo que no hay justicia en la Argentina. Sacando mi tema, hay mucha inseguridad y nadie hace nada.

– Tinelli, Mirtha y Susana hablaron sobre la inseguridad. ¿Qué pensás?

– Me parece muy bueno lo que hicieron. Después de los políticos, los famosos somos muy escuchados. Mucha gente se siente identificada con nuestra opinión.

– ¿Qué opinas del gobierno actual?

– (risas) Mmmmm…lo dejamos ahí. Prefiero no hablar de política.

– ¿A dónde ibas a bailar acá?

– (risas) A Rogelio. Ahí se hizo el concurso de Miss San Juan. La pasaba muy bien.

– ¿Algún novio que recuerdes?

– Sí, pero no lo he vuelto a ver. Supongo que estará con panza, casado y con hijos. La vida te lleva por distintos caminos, pero me siento feliz con las decisiones que tomé. No voy a decir su nombre, pero era hijo de un bodeguero muy importante de San Juan.

– No lo mencionás pero el hombre se habrá cansado de decir que salió con vos…

– Bueno, J.L. Listo, lo dije (risas).

– Piedra libre…

– Sí, pero no quiero problemas. Es una muy buena persona y está en su historia (risas).

– ¿Te quedaron cicatrices en tu carrera?

– Siempre tuve una buena carrera y creo que la parte emocional es la que dejó cicatrices. Hay un defasaje a nivel pareja. Las mujeres hemos cambiado, pero se ven muchos hombres compitiendo con la mujer. No quedan "machos" argentinos.

– ¿Nunca tuviste sospechas de lo que hacía tu ex marido?

– No, porque sino no me hubiera casado. Creo que lo hice por mandato familiar. Uno puede tratar de entender, pero la mentira es terrible y no la perdono.

– El sketch "Paren las rotativas" con Olmedo fue inolvidable…

– Fue una etapa maravillosa en mi vida. Trabajar con Hugo Sofóvich, Portales, y Olmedo fue una enseñanza constante. Eran muy humildes, por eso eran grandes.

– ¿Hubo romance con "El Negro"?

– No, yo estaba de novia con un empresario en aquella época. Era muy pendeja y no lo miraba como hombre. Pasaba más por admiración. Para mí era El Capitán Piluso. Me acuerdo que me temblaban las rodillas cuando lo ví por primera vez. – ¿En la intimidad era reservado?

– Era un rosarino muy introvertido. A toda la gente del interior le cuesta cruzar la pared de la gran ciudad. Generalmente, se soltaba en escena y durante las cenas con el elenco. Siempre hacía payasadas. Todavía sigo llorando la muerte de Olmedo. Estuve con él sobre el escenario 5 horas antes de su muerte. Fue muy fuerte todo.

– Revivamos tu sketch con Olmedo así lo recordamos con una sonrisa…

– (Risas) Dale, pero "Poniendo estaba la ganza y…¡Paren las rotativas!".