Murió en Casapueblo, su más grande creación arquitectónica en los acantilados de Punta Ballena en Uruguay, lúcido y rodeado de su familia. El destacado artista uruguayo Carlos Paéz Bilaró, que tenía 90 años, será sepultado este mediodía en el Cementerio del Norte, en Montevideo, en el panteón de la Asociación General de Autores del Uruguay."Venía con una insuficiencia cardíaca severa, su corazón estaba muy mal, tenía las aurículas dilatadas y luchó hasta el final. Va a ser despedido con tambores, como él quería’ afirmó María Dezuliani su secretaria, a la agencia EFE.
Páez Vilaró fue uno de los artistas contemporáneos uruguayos más destacados, así como de los mayores impulsores del candombe a nivel internacional. Pintor, ceramista, escultor, escritor, compositor y constructor, había nacido en Montevideo el 1 de noviembre de 1923 y vivió su juventud en Buenos Aires, por eso solía decir que era ‘el pintor del medio del río’.
De regreso en su país natal se dejó maravillar con la cultura de raíz africana que rodea al Carnaval uruguayo y le dedicó su obra pictórica, participando activamente con el mundo de las comparsas. Sus murales y pinturas se esparcieron por el mundo, como el que plasmó en 1960 en la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington considerado entonces el más largo del mundo por sus 162 metros.
En 1972 vivió una de sus experiencias más intensas cuando su hijo Carlos Miguel fue uno de rugbiers que sobrevivió a la tragedia de los Andes y Páez Bilaró se instaló en Chile 3 meses para encabezar la búsqueda de su hijo. "Los chilenos me dieron todo sin pedirme nada’ dijo algunos años después el pintor recordando aquellos tiempos de ansiedad que registró en una especie de bitácora que editó bajo el nombre de "Entre mi hijo y yo, la luna’.

