Con su donaire y adusta apariencia, Guillermo Kuchen se ha convertido en el encargado de representar a los máximos próceres de la Argentina en distintos acontecimientos sanjuaninos. San Martín en la Fiesta de Sol de 2017 y el más reciente Nasario Benavides en el marco del circuito de Necroturismo en el Cementerio de la Capital, son los personajes de la historia nacional más resonantes a los cuales dio vida, pero también caracterizó a Arturo Beruti y Amable Jones en trabajos más experimentales y al Estado Mayor del Ejército Argentino en la película Revolución – El cruce de los Andes junto a Rodrigo de la Serna, en 2009.
"Hasta mi papá me dijo que esto es raro y curioso, que podría denominarse como ‘el misterioso caso del hombre que hace próceres’", reflexionó el actor, para quien semejante reto "siempre significó una responsabilidad enorme".
"Como arquitecto soy bastante flexible. Pero con la actuación me pasa lo contrario, soy autoexigente con la letra y con la puntualidad y también exijo eso cuando trabajo con otros; lo que, a veces, genera conflictos, nada grave por suerte", expresó.
Por esta razón, para él fue un nuevo desafío ponerse en el traje de Benavides. "Esto fue a raíz del aniversario de la Batalla de Angaco, la más sangrienta del país que se llevó a cabo entre unitarios y federales", explicó Kuchen, quien para caracterizarlo, estudió y se empapó del contexto social en que vivió este militar y caudillo, exgobernador de la provincia, para poder recrearlo en los paseos organizados por el Municipio capitalino en el Cementerio.
Sin embargo, su mayor proeza fue encarnar al Padre de la Patria. Empedernido fanático desde la infancia, cada 17 de agosto sabe ir a Buenos Aires con sus hijas -Sofía, de 20 años; Emilia, de 14; y María, de 11- y su esposa Natalia Mallamacci, para visitar su tumba. Incluso viajó a Francia a conocer la última morada del héroe argentino.
"En 2011, fui a Boulogne-sur-Mer y recorrí el modesto departamento de San Martín, hoy convertido en museo, en el cuarto piso de un edificio. Me puse a llorar de la emoción cuando entré a la habitación en la que murió. También fui a su residencia en Grand Bourg donde se reunió con Sarmiento", evocó Guillermo con la "piel de pollo" por ese memorable recuerdo.
"Como actor siempre había tenido la fantasía de hacer a San Martín, ya había estado cerca al interpretar al Estado Mayor del Ejército Argentino, en la película Revolución. Cuando llegó la posibilidad en Sueños de libertad, el espectáculo de la Fiesta del Sol 2017, no lo pude creer. Hasta hablé con De la Serna para pedirle tips y me dijo que me centrara en la solidez de su personalidad, su convencimiento", manifestó en torno al trabajo para el cual se sumergió con ayuda de una historiadora.
"Florencia Tornello, responsable del vestuario en aquella oportunidad, pensaba en un vestuario con una tela que se adecuara al verano. Pero yo le dije que fuera un uniforme militar aunque me muriera de calor. Y, realmente, es una locura, todo forrado por dentro y bordado, de altísima calidad", agregó sobre el vestuario con el que protagonizó 13 funciones en el Teatro del Bicentenario y transitó los departamentos de la provincia, además de actuar de manera gratuita en escuelas primarias. Luego vino la representación del encuentro entre San Martín y Juan Manuel Cabot -este último a cargo de Juan Manuel Flores-, en agosto pasado con organización de la Municipalidad de la Capital, en distintos espacios y en instituciones educativas "con lo que seguiremos desde febrero de 2023", subrayó.
El médico y ex primer mandatario provincial Amable Jones fue otra personalidad que cayó en manos de Kuchen en 2002, como parte de La Causa, obra del director y escritor Juan Carlos Carta. Asimismo, a fin de los ’90, encarnó al compositor y comandante criollo Arturo Beruti junto a su amigo Javier Becerra, quien ocupó el rol de Domingo French.
"Todavía tengo la galera que hicimos fabricar para el desfile del 25 de Mayo. La noche anterior, nos juntábamos a fabricar las escarapelas y las regalábamos a la gente, lo hacíamos por amor a la patria", relató.
"¿Por qué yo? Físicamente, me ayuda el hecho de ser alto y que hablo fuerte, lo que me juega a favor porque tenemos esa impronta de prócer, más allá de que haya sido así. Es muy nutritivo. Son desafíos, tienen que gustar y hay que aprenderlos. Si no hubiese tenido la repercusión que tuvo, San Martín no hubiese seguido, sin duda. Esto nos permite salir a buscar a la gente. Por ahí, para algún actor puede ser incómodo que un vago te salude en una escena o te pida una selfie mientras actuás, pero esa es la misión que tenemos como actores, hacer que la gente se involucre. Alguna vez me dijeron que me fuera disfrazado de San Martín y no tengo drama, pero no con personajes con valor patrimonial. No voy a hacerme el gracioso con sus uniformes", dijo quien hace una década regresó a la provincia, luego de radicarse en Buenos Aires para desempeñarse como actor, su gran pasión.