Protagonizó el oscarizado El Secreto de sus Ojos como Mejor film extranjero (2010), entre otras tantas películas y series de TV; y también despliega su talento como cantante. Se trata de Soledad Villamil, quien hoy hará su segunda actuación en el Auditorio J. Victoria con canciones populares latinoamericanas, boleros y tangos, dentro de la velada patria (ver aparte) que anoche tuvo su estreno. Respetuosa, cordial, sencilla, la artista de 48 años dialogó con DIARIO DE CUYO sobre la fuerte relación que la une a San Juan: sus antecesores maternos.

– ¿Qué te atrajo de la idea de actuar en esta provincia?

– Viajar por el país me parece interesante porque me permite acercarme a otro público, en este caso al sanjuanino, algo muy especial ya que mi abuela vivió allí.

– ¿Tenés sangre sanjuanina?

– No. Mi abuela materna Fanny Barbarosch vino con sus hermanos y sus padres, mis bisabuelos, de Rusia, de una aldea judía cerca de Odessa en la época que estas aldeas recibían las racias de los Oron, a principios del siglo pasado. La familia se escapó y cayó en San Juan. Incluso, ella hizo el secundario en la Escuela Normal y sus recuerdos eran siempre de allá. Me acuerdo haber pasado veranos en Barreal en casa de unos amigos de ella, cuando era chiquita. Ella ya falleció hace un par de años.

– ¿En qué localidad vivió?

– En Capital. Quise averiguar algo más sobre su domicilio por ejemplo, pero fue antes del terremoto y la casa original de mis bisabuelos no está en pie. Hablo de la década del "30. Después, la familia se trasladó a Buenos Aires donde ella se graduó en la carrera de Filosofía y Letras, todo un logro para una mujer haber seguido estudios universitarios. Ya mi mamá y mis tíos nacieron en Buenos Aires, luego que mi abuela se casó con mi abuelo que era de Entre Ríos. De mi lado paterno, los Villamil vinieron de Asturias. Venimos de los barcos, como decimos. 

– Pero San Juan te tira…

– Me siento muy ligada a esa ciudad, es un lugar que quiero especialmente. Con San Juan tengo una ligazón familiar. 

– Y ahora te presentás en tu faceta de cantante…

– Sí y espero volver en la segunda mitad de año para presentar mi último CD y DVD, Ni antes ni después, que estrenaré de manera oficial el 8 de septiembre en Buenos Aires. 

– ¿En qué se diferencia de las anteriores producciones?

– En que este disco tiene canciones mías y compartidas. Es un pasito más que doy en este encuentro con la canción, con la que cada vez abro una puertita nueva. 

– ¿Te sentís más cantante que actriz?

– Me sigo considerando actriz. Cuando tengo que llenar un formulario, en el casillero que dice profesión, pongo actriz. En estos últimos años, la música fue donde puse toda mi energía creativa y personal, pero no deje la actuación: hice la película Las Grietas de Jara con Joaquín Furriel y Oscar Martínez que todavía no debuta, filmé en Brasil una cinta cuya traducción sería Tu mundo no entra en mis ojos que se estrena en noviembre allá; y la serie La Casa del Mar para DirecTV. 

– ¿Cómo es esta especie de desdoblamiento?

– Tampoco es tanto. Subir a un escenario, sea con la palabra hablada o cantada, es contar algo; sigue siendo un medio de expresión

– ¿Como trabajadora del arte qué es para vos?

– Es el alimento del espíritu. El cine, la literatura, la pintura, el teatro, la poesía; es eso que necesitamos los seres humanos para expandirnos. Para mí, es el eje de mi vida.

– ¿Frente al espejo cómo te ves?

– Estoy contenta y conforme. Por supuesto que siempre se quiere seguir avanzando, aprendiendo, experimentando y teniendo proyectos. Creo que el día que no sienta eso, tendría que alarmarme.Tengo mucho para hacer en mi profesión y en mi vida. Sin embargo, el balance es positivo.

 – Y más aún si sumamos que fuiste parte de un éxito del cine argentino como fue El Secreto de tus Ojos que se llevó el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2010. ¿Qué significó para tu carrera?

– Fue y sigue siendo muy importante. Todo el tiempo, en la calle o en cualquier circunstancia, no pasa una semana en que alguien me felicite, me escriba o me diga qué lo conmocionó de la historia y se sigue proyectando acá y en algún otro lugar del mundo. Es una fuente de mimo constante.

– Ricardo Darín, que cumple el rol central del film, contó en una entrevista que en una escena ellos se tentaron y vos te enojaste.

– ¡Ay! ¡Sí! ¡Se tentaban! La verdad que tanto Ricardo como Campanella son personas con un gran sentido del humor. Pero filmábamos de noche en Tribunales, ya que de día estaba ocupado. En esa jornada, eran las 3, 4 o 5 de la mañana, y claro, me agarró una mezcla de agotamiento y angustia que me quedé en blanco. Pero ya los perdoné.

– Encima estabas lejos de tus dos hijas…

– Y en ese tiempo eran chicas, hoy tienen 16 años y 11 años, se llaman Violeta y Clara, aunque sigo haciendo malabares como cualquier madre que trabaja. 

 – ¿Qué sentiste al ver terminado el film?

– Te diría que desde antes, desde la lectura del guión, ya me emocionó. Es difícil porque en una lectura no estás viendo las imágenes. Lo leí vorazmente, me lo comí. Un buen guión es una base extraordinaria ¡Pero hay que poder concretarlo! Ahí estuvo el talento de Juan José Campanella y todo lo que pudimos aportar el resto del equipo.