Como Rayuela de Julio Cortázar, pero musical. Así podría definirse el video que acaban de estrenar las cátedras de violín y viola del departamento de música de la UNSJ donde construyeron su propia versión de la famosa obra "In C", considerada la primera composición musical semi aleatoria, creada por el norteamericano Terry Riley en 1965. Es la primera vez, según recuerdan, que se ofrece la pieza en un concierto -en este caso un video que lanzaron el domingo en sus redes- porque en San Juan, si bien se estudia como ejemplo de la corriente minimalista a la que pertenece el autor, no se había interpretado en público. A propuesta de los profesores Rossanna Migani y Daniel Sánchez, titulares de las mencionadas cátedras, sus alumnos se pusieron a trabajar en esta interpretación que no presenta mayor complejidad interpretativa, sino que se vuelve singular en conjunto.

A primera vista, consiguieron una pieza de cuerdas correcta, pegadiza, moderna, con un video bien editado e interpretado por 20 instrumentistas. Pero al conocer el detalle técnico que hay detrás del video y de la obra elegida, es cuando se vuelve más notable porque asoma un arduo trabajo de producción y edición.

La música minimalista se originó en Estados Unidos en los años 60, catalogada como experimental, basada en la armonía consonante y en pulsos constantes. Como está pensada para ser interpretada por un número indeterminado de intérpretes y para cualquier instrumento -incluso para voz- en esta versión local se adaptó perfectamente al esquema de 20 intérpretes, entre violines, violas y trombón, con alumnos de todas las edades, desde 7 años hasta los 25.

"El compositor presenta una partitura de fragmentos, ‘patterns’ que duran desde medio tiempo hasta 32 tiempos. Se pueden repetir la cantidad de veces que uno quiera y se pueden ir incorporando formando ‘layers’, que significa capas. Se va formando una armonía que siempre será distinta, en la edición fui poniendo cada ‘pattern’ buscando que quedara una armonía bonita" aseguró Migani.

"Dividimos los cuatro grupos, y cada uno le hicimos tres o cuatro videos reuniendo estos fragmentos musicales melódicos y después en la edición fui fragmentando aún más cada ‘patterns’ para poder intercalarlo o repartirlo más veces. Fue un trabajo nuevo, innovador", explicó. Para hacer los seis minutos que difundieron, se reunieron en total unas dos horas de material de video y muchas horas de trabajo de edición, realizado por Migani, junto al oído del profesor Sánchez, que además es su marido.

Otra particularidad fue decirle a cada alumno que "usara los distintos recursos que tienen violín y viola, el pizzicato, trémolo, ponticello, octava alta, octava alta. Cada uno podía usarlos libremente en el momento que quería. Eso dio mayor riqueza a esta masa melódica" dijo la violinista.

Ambos docentes sienten que han generado una obra nueva a partir de la de Riley, que es un poco la idea original del compositor, pero debido a la edición debieron ocupar el rol que en vivo haría el músico, porque tendría esa libertad de manejar estos ‘patterns’ o fragmentos propuestos a su antojo y según la dinámica que se genere en el grupo.

"En vivo debe ser una sensación maravillosa. Cada músico entre en el momento que quiere, se mantiene en el mismo pattern tocando, ni mucho ni poco tiempo y las sensaciones van haciendo que cambien de pattern en determinado momento" comentó con entusiasmo Migani sobre el trabajo, que fue muy bien recibido por colegas y estudiantes.