La voluntad de encerrar en un lugar todos los tiempos, todas las épocas, todas las formas y todos los gustos, la idea de constituir un espacio de todos los tiempos (…) es una idea del todo moderna". Mariana Esquivel cita al célebre filósofo francés Michel Foucault para darle un anclaje conceptual a su más reciente creación titulada "Tiempo de confinamiento, Covid-19", una obra que pretende ser "archivo" o más bien un registro testimonial de este duro tiempo que toca vivir a la humanidad. Esta intención comunicativa y estética a la vez, le valió el más alto honor del Premio Franklin Rawson a las Artes Visuales, el primer certamen anual propio del museo en cogestión con la Fundación Banco San Juan, para celebrar el bicentenario del nacimiento del pintor sanjuanino, cuyo nombre lleva. Un óleo sobre tela de 90x120cm que formará parte de la colección permanente de la institución cultural y que, con otras seleccionadas, formará parte del Salón en diciembre. A pocos días de conocer los resultados, Esquivel abrió las puertas de su atelier para recibir a DIARIO DE CUYO. La joven artista sanjuanina, egresada de la carrera de Artes Visuales de la UNSJ, es docente también, pero en sus genes late la rica tradición familiar junto al arte. Contó que desde su infancia siempre ha estado en contacto con los materiales de dibujo: "Mis padres fueron arquitectos, siempre me daban un papel y un lápiz para divertirme cuando era niña. Por otro lado, me sentí influida por mi tío Eduardo Esquivel, que fue un gran referente en la pintura. Por eso vivo impregnada de arte por todos lados", contó.

"Estaría bueno que se desarrolle un mercado en San Juan, que promueva que el artista quiera quedarse, si no termina siempre emigrando".

Su obra busca contar cómo se vive el aislamiento, "desde adentro" del espacio doméstico. Los distintos estados de ánimo como la incertidumbre, el cansancio y la esperanza, están representados en cada personaje que conforma la escena. "Esta obra no sólo habla de acciones presentes que suceden en pandemia, sino que reinterpreta tiempos pasados y futuros", sostuvo Esquivel, apelando a sus fuentes inspiradoras de la Historia del Arte, como por ejemplo "La vocación de San Mateo" de Caravaggio o indicios de "Sin pan y sin trabajo" de Ernesto de la Cárcova. Toma, incluso, referencias de representaciones de La última cena y naturalezas muertas. Congruente a ello, el futuro se proyecta como una respuesta o promesa de una esperanza para el mañana. Desde que se declaró la pandemia, la artista tomó al confinamiento con una actitud positiva, porque quedarse en su casa o en su taller le dio más tiempo para concentrarse y crear intensivamente. "Totalmente, la cuarentena me dio mucha productividad para pintar. De todo eso nació esta pintura que me da orgullo", expresó Mariana y explicó además la idea del "archivo": "Cuando pasen los años y yo no esté, quiero que quede como un registro visual de lo que sucedió este 2020 y que las generaciones futuras puedan imaginar cómo lo vivimos".

Decidida a hacer un camino propio. Esquivel impregna sus experiencias vividas, sus ideas y parte de su identidad en el lienzo. Y esa forma de desarrollo creativo es el principal motor que la impulsa a no dejar esta disciplina: "Desde que me conecté con esto, me di cuenta que no podría dejar de pintar. Como sea, quiero vivir del arte. Es la mayor satisfacción que tengo y en el futuro me imagino envejeciendo y el día que me muera será en mi taller pintando. No me veo haciendo otra cosa", definió con simpleza.

También expresó su mirada acerca del panorama creativo en la provincia y lo hizo teniendo en cuenta la apertura de múltiples espacios que contienen a los hacedores, desde lo estatal y lo privado: "En los últimos diez años ha crecido mucho, no sólo en lo institucional con el Museo Franklin, hay nuevos lugares independientes que se abren en una casa y permite visibilizar el arte sanjuanino emergente con sus nuevos proyectos , que ahora tienen alcance nacional". Sin embargo, hace hincapié en que el artista no debe pintar para un círculo de consumidores, sino que debe buscar el público general y es todo un desafío, puesto que se trata de realizar acciones para "sensibilizar" el gusto por una obra.

"Estaría bueno que se desarrolle un mercado en San Juan, que promueva que el artista quiera quedarse, si no termina siempre emigrando", opinó. Para ello, apuntó a lo educativo: "Hace falta estimular, desde la infancia, la incorporación de una educación artística, que sea algo básico como estudiar literatura o matemáticas en la escuela. Que la sensibilidad, la estimulación visual y la visión histórica del arte, acompañe a cada etapa de la vida. Todavía, la mayoría de la población sanjuanina no sabe qué es el Museo Franklin o dónde está, entonces hay que trabajar más por ahí", reflexionó.