Los antecedentes no son de los mejores, sin embargo, el intento está hecho y habrá que ver qué pasa cuando baje la bandera. Luego de su éxito rotundo en las consolas, Need for Speed proyecta su carrera en la gran pantalla, adonde llegará mañana en estreno nacional (incluida la de San Juan). Pero la reclamada largada en este terreno -que puede resultar pantanoso, a juzgar por experiencias como Street Fighter o Wing Commander- viene con vuelta de tuerca: es que en esta versión fílmica se apeló a una historia que contar, a un argumento, algo de lo que carece en el videojuego, que ha generado más de 4 mil millones de dólares en ventas e hizo furor en 60 países hasta convertirse en el juego de carreras de autos más exitoso de la historia del género. Sin embargo, no quisieron resignar toda la adrenalina y el realismo que tan buenos dividendos le dio originalmente. Así es que también en la peli, los autos vuelan por el aire, y de verdad; ya que decidieron dejar en manos de la animación digital lo menos posible. De este modo, por ejemplo, un coche sobrevuela una autopista y es recogido en marcha por un helicóptero al borde de un precipicio en el río Colorado; una forma artesanal de hacer películas de acción heredada de viejos filmes del género, como Grand Prix (1966) o Bullitt (1968).
Los amantes de los fierros deberán saber que podrán ver decenas de vehículos deportivos modificados para un alto rendimiento, como el Mustang modelo 2013 Shelby GT500, motor de ocho cilindros en V y velocidad máxima de 190 millas; el Ford Gran Torino de 1969, el Chevy Camaron de 1968 y el Pontiac GTO de 1966.
El equipo humano detrás de este desafío está integrado por Aaron Paul, un actor fanático de Steve McQueen, que entrenó duro para poder estar al volante. El es quien da vida a la historia, encarnando a Tobey Marshall, un mecánico que transforma coches para hacerlos más rápidos y competir en carreras ilegales. Entre rejas por un delito que no cometió, justo cuando su mejor amigo moría en una carrera, está a punto de salir y sólo piensa en vengarse.
El resto del equipo no estuvo menos comprometido, ni es menos idóneo. Se convocó a los guionistas John y George Gatins, dueños de un taller mecánico en Los Ángeles; el director es Scott Waugh, exprofesional de escenas de riesgo; y la producción estuvo a cargo de los experimentados Steven Spielberg y su DreamWorks. Con una escudería que promete, Need for Speed ya está en la línea de largada. ¿Logrará subir al podio de la taquilla?

