Venía haciendo música, pero su participación en Elegidos fue un "empujón". Las cataratas de mensajitos en las redes sociales cada vez que aparecía en la tele, el aliento de conocidos y extraños y sus propias ganas se tradujeron un una fuerte motivación para tomar una decisión de vida: dejar en stand by los estudios de Bioquímica y ponerle fichas a su carrera musical. Y entonces, fue por más. Tras lanzar el clip de Happy (ver arriba), Candelaria Buasso redondeó una buena banda (Germán Desgens -guitarra-, Diego Vega -bajo-, Paulo Carrizo -teclados- y Juan Pablo Alvarez -batería-) con la que ensaya para llegar a punto caramelo a la presentación oficial, en agosto. Fusión de funk, blues, jazz y soul es lo que se escuchará en sintonía con sus preferencias. "Me gusta ese estilo y a los músicos también, por suerte. Es importante crear un ambiente donde ellos también se sientan cómodos", asegura.
La iniciativa fue de Juanpi (Alvarez), su novio. "Él tuvo la idea de dejar los acústicos y empezar un buen proyecto", comentó la intérprete, que reconoció que "ha habido una cierta demanda gracias al programa". Sin embargo, sostuvo que "aunque la tele te da una exposición, y no reniego de eso, la música va por otro lado: armar una buena banda, grabar, tocar y hacer música de verdad. Y es por donde quiero transitar".
Ese "click" que la hizo tomar esta decisión ahora y no antes, tiene que ver, según ella, con que "a las cosas hay dejarlas fluir. De a poco todo se aclara. Dios es sabio". Filosofía que le dio otro sentido a su despedida de Elegidos, que por primera vez se atreve a contar.
"Antes de salir en la última gala sentía muchos nervios y de pronto me pregunté ¿Por qué, si tengo que disfrutarlo, mucha gente quisiera estar en mi lugar… Y de pronto me inundó una calma tan linda, ¡me sentía contenta! ¡Sinceramente no me importaba si seguía o no! Pensaba todo esto mientras me acomodaban los in ears, me daban el micrófono, el peluquero me acomodaba el peinado gigante e incómodo que me habían hecho y la vestuarista se fijaba que todas las lentejuelas estuvieran iguales. Ya al aire, hablé con Marley y era tiempo de caminar hasta el circulo blanco y de nuevo percibí la pantalla gigante tan tosca y alta, una sensación que venía teniendo desde la primera gala, después el reloj y empezó la canción; y ahí lo di todo, sin quedarme con las ganas de haber hecho lo que más podía… dejar atrás los nervios, las fotos de la pantalla, los ruidos de las flechas del jurado. Escuché una flecha roja y como que mi cuerpo se potenció en dar más, no me desconcentré; y mostrando mi mejor sonrisa después escuche otra, no me molestó, me sentía realizada a pesar de que el voto negativo me podía tirar abajo. Cuando finalizó el programa me despedí con el mejor deseo de todos y palabras tan especiales. Y allí me estaba esperando mi novio y sin querer nos salió un pequeño: "Al finnnnn!" con un gigante abrazo (risas). Sin que se malinterprete, para mi familia, amigos y para él fue difícil, muchos viajes, mucho tiempo, mucha presión… Elegidos fue una de mis experiencias más arriesgadas. Nunca pensé durar tanto, ya al último no lo podía creer. Fue un sueño del que me acabo de despertar, y me levanto y encuentro estas posibilidades y ganas de seguir adelante", cuenta con su objetivo ya en foco: hacer crecer la banda y grabar un disco. "Por ahora necesito saber qué pasa con estos proyectos, intentar para luego no tener que decir ‘¿Y si hubiese hecho tal cosa, dónde estaría?’. Siempre me he arriesgado y no pienso dejar de hacerlo. Las cosas se van cuando se tienen que ir y vienen cuando lo tienen que hacer. Y esto me hace acordar a la canción Live and let die (Vive y deja morir) de Los Beatles", asocia, en un paralelo con la música (¿con qué otra cosa si no?); esa que la eligió y a quien se animó a mirar con otros ojos.

