Buen panorama. La cantidad de pequeñas inscriptas en las dos audiciones abiertas superó las expectativas, incluso creció desde el año pasado.

 

Ayer por la mañana, en el Teatro del Bicentenario, se llevó a cabo una audición para pequeñas bailarinas clásicas. Las niñas elegidas serán parte de La bella durmiente, coproducción del teatro con el Colón dirigida por Mario Galizzi, que se verá los días 29 y 30 de junio; y 1 de julio. De arranque, la experiencia significa para estas nenas la oportunidad de conocer cómo es un proceso de audición, modalidad usual en el ballet: desde la expectante llegada a la cita hasta la lista con los nombres pegada en la pared, pasando por el entusiasmo, la ilusión, los nervios, la alegría y también la aceptación. Para las que quedan, será además una posibilidad de bailar en el mayor escenario sanjuanino, con orquesta en vivo y todo el despliegue de escenografía y vestuario. Y de trabajar, por más simples que parezcan sus roles (a veces no tan simples), en ligas mayores: otro rigor, otros tiempos y exigencias, nuevos maestros y grandes figuras. Es más, hasta con un incentivo económico. La de las audiciones de ballet es una realidad que hasta la creación del máximo coliseo local no existía como tal en San Juan. Y esto que nació el año pasado con Cascanueces y Quijote (producción del Teatro y de la RIPE, respectivamente; sin contar la incursión en la ópera) y que toma cuerpo con Bella Durmiente, no termina aquí. Felizmente, para el gran semillero que -descontando la igualdad de oportunidades- día a día se prepara en sus institutos, sabiendo que en cualquier momento puede ser parte de estos grandes proyectos, a muy pocos kilómetros de casa.

"Estos son procesos que ayudan al desarrollo y dan a las niñas un marco para quienes quieren seguir en la danza. La experiencia es valiosa. Son instancias que sirven también para ver si éste es el camino que quieren transitar. Y lo bueno es que de repente las tienen acá y que desde el Teatro podemos ayudar a desarrollar esos talentos", comentó Silvana Moreno, directora artística del Bicentenario. "Es muy bueno porque desde chiquitas empiezan a ver que la danza se puede tomar como un hobby, pero también puede ser su carrera", agregó Victoria Balanza, asistente de dirección en "Bella..".

En paralelo, puede adivinarse el costado más duro de este tipo de selecciones: por más cuidadas que las niñas estén en el proceso -y que al menos hasta ahora, lo están- una elección implica que unas quedan y otras no. El criterio es variado, aunque en líneas generales podría decirse que va desde una condición física que el ballet clásico requiere, hasta la mayor o menor técnica que se necesite para el cuadro en cuestión; pasando por la cantidad de niñas que se precisen e incluso por los trajes, que por ejemplo en esta producción también llegan ya listos desde el Colón. Algunas, dependiendo de la madurez y/o de la experiencia, lo toman con naturalidad. Pero no es falso decir que se ven caritas tristes y hasta alguna lágrima. Ahí también deberá estar la contención familiar e incluso de los respectivos institutos, para alentar y motivar, para no hacer diferencias, para capitalizar lo vivido.

 

Lidia Segni en la selección para Cascanueces, 2017.

 

En el Teatro no desconocen este tema; que de hecho se habla con los papás y también con las niñas (aún o se han visto varones) antes y después de la prueba; que aunque no exenta de rigurosidad, claramente es más paciente y amorosa. Por eso se les explica que cada audición no es más que una de muchas más que tendrán y que hay que seguir trabajando.

"Lo que siempre remarco es que una audición no es determinante del talento. A lo mejor no quedás en una, pero sí en otra. Hoy soy yo, mañana puede ser ella", dijo Balanza. "Y a pesar de que la realidad es que de 100 quedan 10, y de que esto es inherente a una elección, bajamos la efusividad y buscamos generar un ámbito no competitivo, para que no bajen los brazos, porque tienen apenas 9 o 12 años, esto recién empieza. Todo es un aprendizaje", valoró.

Más allá de todo, no sólo organizadores, auditores, maestros y padres coinciden en que es positivo que se haya abierto este mundo en San Juan; también las pequeñas -aunque las más grandes lo tienen más claro- levantan el pulgar. La luz verde también se ve reflejada en números, que superaron las expectativas: Haciendo foco sólo en las dos convocatorias abiertas, para Cascanueces hubo unas 60 aspirantes (para cubrir 17 lugares); y en Bella durmiente, casi 90 pequeñas bailarinas buscaron ser una de las 10 o 12 solicitadas. Y elegir no fue fácil. Una postal que hoy visibiliza el enorme potencial del ballet en San Juan.

Las niñas elegidas para Quijote (de la RIPE) el año pasado.