Repasar la cantidad de veces que ha venido, la cantidad de público que ha convocado en cada uno de sus shows y las cosas que ha dicho bastan para dar una idea de la relación que existe entre Miguel Mateos y los sanjuaninos. Eufóricos, cuarentones y nuevas generaciones que lo "redescubrieron" (posiblemente por influencias de sus mayores), van a verlo una y otra vez, para cantar esos clásicos que hicieron historia desde aquellas épocas de Zas, una y otra vez. Tirá para arriba (el favorito de buena parte de sus fans locales), Perdiendo el control, Es tan fácil romper un corazón… la postal se repite desde fines de los "90: la multitud corea cada tema de principio al final, casi en éxtasis; mientras él -una suerte de espectador, como reconocerá- observa igual de extasiado. Y cuidado, que los cortes nuevos -si bien no generan el mismo furor, es cierto- no quedan fuera de la fiesta.

Carismático, fluido, conversador… Mateos es un claro ejemplo de cómo se mantienen los vínculos con la gente a pesar de los años y las distancias. Peligros potenciales que a sus enérgicos 57 años, borra de un plumazo con asiduas visitas y con una entrega generosa, cada vez que pisa este suelo, sean pubs, teatros o boliches (siempre llenos, dicho sea de paso).

Primera fila seguramente, no será la excepción. Hoy, desde las 22.30 (entradas $120 y $80), Mateos se reencuentra con sus fieles locales, en un show que volverá a tener a Hugo como escenario. Allí presentará este disco grabado en 2010 en HD y que será -dice- "una especie de antología de 30 años, con tres canciones nuevas: Borracho y sentimental, Rock libre y Cuando despierte mañana".