Fotos MARCOS URISA
Y llegó el día. Una de las creaciones más aclamadas del consagrado coreógrafo Mauricio Wainrot, Carmina Burana, salió a escena en el Teatro del Bicentenario anoche, en la primera función de tres, a sala llena y que terminó con el público aplaudiendo de pie. Fue la primera vez que en Argentina se montaba la coreografía del destacado maestro junto a los coros y orquesta en vivo -como ya hizo el Ballet SODRE y en varias compañías europeas- y el resultado fue sencillamente una experiencia artística notable. La puesta llevada adelante por el coliseo dependiente del Ministerio de Turismo y Cultura era compleja por la cantidad de artistas en escena -casi 200- y la prueba fue superada ampliamente, entregando un espectáculo imponente.
Los primeros acordes del fragmento más conocido, O Fortuna, se escuchan contundentes. Los cantos medievales resuenan y es imposible dejar de mirar el escenario, porque la acción es incesante. Cada segundo cuenta y es un paso, un movimiento diferente. Los bailarines se transforman en un enjambre frenético y en otros son alegres enamorados.
Brazos y piernas con movimientos quebrados, con atisbos geométricos se mueven al ritmo de la partitura de Carl Orff y la creación de Wainrot fluye junto a esta pieza compuesta en la década del ’30 en base a poemas medievales. Pero no hay una representación figurativa de los textos, sino mínimas asociaciones en ciertos pasajes y el resto es pura genialidad creativa del autor de una obra única, que debutó con éxito anoche en San Juan, con reposición de Andrea Chinnetti, Diego Poblete -directora y codirector del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín- y Victoria Balanza -a cargo del Programa Danza del TB- a quienes Wainrot confió la tarea, mientras él seguía los detalles por Zoom, ya que por razones de salud no estuvo presente.
Las cinco escenas de Carmina Burana están bien diferenciadas. En O Fortuna, con las amplias faldas brillantes usadas por todo el elenco, ideadas por el diseñador y artista plástico Carlos Gallardo, también autor de la escenografía que enmarca la escena perfectamente y es funcional al tránsito incesante de los protagonistas.
En Primo vere, la claridad y la alegría se apoderan del escenario. Luego, en In Taberna, con la oscuridad, la noche, los bajos instintos y un aire de arrabal que denota el sello argentino. En la siguiente, Cour d’amours, la escena se vuelve más íntima y el vestuario simula cuerpos desnudos.
Brillan los dúos interpretados por los bailarines del San Martín, Rubén Rodríguez y Paula Ferraris; e Ivana Santaella y Matías Coria. Pero también se lucen y mucho las bailarinas sanjuaninas Valle Montes, Sofía Usín y Gema Bueno, que tienen roles de solistas junto a Brian Moyano (San Juan), Alexis Mirenda e Israel Ayala, de Buenos Aires. La obra requiere gran técnica e interpretación y ellos pudieron mostrar todo su potencial y estar a la altura del exigente desafío que ha dado la vuelta al mundo.
La danza se funde en la música ejecutada magistralmente por la Sinfónica de la UNSJ, dirigida por el maestro alemán Wolfgang Wengenroth; como también fue impecable la participación de los cantantes líricos invitados: el barítono Alfonso Mujica (Uruguay), la soprano Laura Pisani y el contratenor Martín Barrera Oro (ambos de Buenos Aires). La ubicación de los coros fue un desafío, porque se dispuso que estuvieran en los palcos a los lados del escenario. Desde ahí, mucho más cerca de la platea, ambas formaciones mostraron toda su potencia vocal.
La fuerza del OFortuna del inicio sólo es superada por la vuelta "de la rueda" en un final que deja sin aliento. La platea parece haber latido al mismo ritmo que esos cuerpos danzantes que acaban de dejarlo todo en escena. Una lágrima asoma. Es pura emoción ante tanta belleza. Gracias Maestro.
Carmina Burana. De M. Wainrot. Hoy y mañana 23 de octubre, 21 hs, en el Teatro del Bicentenario. Entradas: $800 a $2.500, en boletería desde las 19 hs o en tuentrada.com. Disponibles planes especiales del TB.