Ayer pasado el mediodía, luego que su familia aceptara hacer un velatorio público por las muestras de cariño recibidas, el cuerpo de Carlos Loisseau -Caloi- llegó al cementerio de la Chacarita. Un gran cortejo fúnebre encabezado por sus cinco hijos y su segunda esposa, María Verónica Ramírez, acompañaba al "papá de Clemente’, cuyos restos fueron cremados y luego esparcidos en Cariló, donde tenía su casa de veraneo; tal era su voluntad.

Una docena de autos, tres de ellos destinados a transportar la gran cantidad de ofrendas florales, partieron entre aplausos desde el Congreso de la Nación, en cuyo Salón de los pasos perdidos se montó la capilla ardiente, donde había un dibujo de gran tamaño de su más célebre personaje. En un principio, el Salón sólo estuvo abierto para el círculo íntimo de Caloi, hasta que a las 22.30 se dejó ingresar el público. Joaquín "Quino’ Salvador Lavado, Juan Pablo Zaramella (productor del programa Caloi en su tinta) y Pelusa Suero (quien inmortalizó la voz de Clemente en la versión televisiva) fueron algunos de los que pasaron a despedirse. También estuvieron el cantante Víctor Heredia, el dibujante Miguel Rep, los actores Joaquín Furriel y Rodrigo de la Serna, y el integrante del conjunto Les Luthiers Daniel Rabinovich.

Hijo de madre sanjuanina -tal como reveló DIARIO DE CUYO en la edición de ayer-, Carlos Loisseau Cáceres luchó largo tiempo contra un cáncer de colon que finalmente obligó su internación, y que terminó con su vida el martes por la mañana, a los 63 años.

Ayer, Clarín -donde Caloi publicaba desde 1968- hizo una contratapa histórica: en la viñeta de Clemente, sólo había una pluma destilando una gota de tinta negra, como una lágrima. Y el resto de sus colegas -Horacio Altuna, Crist, Sendra y Tabaré- completaron el cuadro con trabajos alusivos.