Por observación, imitación y repetición, pero por sobre todas las cosas, tomar la práctica como una estricta disciplina, resultan ser las claves fundamentales para dominar el arte de la danza y la música tribal africana. Aunque se tenga todo ello, se requiere un elemento más, dejar que el cuerpo se entregue al ritmo. Luego de tres clases consecutivas, jóvenes músicos del grupo local Acirfambé junto a otras personas particulares, compartieron una intensa jornada de formación y aprendizaje de la mano del maestro Djanco Camara, primer bailarín del Ballet Nacional Djoliba de Guinea. Estructurado en dos etapas: una de percusión y otra netamente de danza, alrededor de 20 chicos y adultos se internaron en el mundo de la mágica y frenética música de la cultura afro mandingue. Fueron trabajosas las horas, para aprender los pasos y las secuencias coreográficas, sin embargo, aunque el trabajo fue costoso, José Pérez, una de las caras visibles del ensamble sanjuanino, se mostró contento por la experiencia, ‘Para nosotros es fabuloso, porque en estas cosas siempre tuvimos que viajar, ahora tenemos a un maestro como Djanco que nos da sus enseñanzas directamente y nos contagiamos de esa energía’, dijo el músico.
En el seminario se trabajó con instrumentos típicos como el dundun kenkeni, el sangban y el doundounba, mientras que los ritmos empleados fueron el Moribayassa, el Sinte, el Kakilambe y el Kassadondo.

