FOTOS DANIEL ARIAS
Es uno de los monumentos públicos más importantes de la provincia y de los pocos con su estilo de construcción en el país. El rosetón de los deportes o Monumento al Deporte, como se lo conoce, realizado por el gran artista José Carrieri, fue emplazado en 1970 en el corazón del Parque de Mayo (ver aparte), pero son pocos los que recuerdan la obra original. No pasó mucho tiempo hasta que los vándalos hicieron de las suyas y desde entonces se decidió pintarlo, más de una vez, con un color terracota similar para ocultar garabatos y el deterioro producido por las deposiciones de las palomas. Pero hace un par de años, cuando en medio de las remodelaciones del Parque, apareció todo de blanco, el escándalo fue proporcional a lo valioso de la pieza. A raíz de eso, el gobierno de la provincia se comprometió restauralo, algo que nunca se había hecho. En eso trabaja un equipo de especialistas, que tras una primera etapa de diagnóstico antes de la pandemia -a cargo de la Lic. Cristina Sonego y Valentina Ruggero, italiana doctora en restauración-, el 29 de noviembre inició la laboriosa misión de rescatar el rosetón para devolvérselo a la comunidad tal y como lo pensó su autor, con su baño de mica brillando al sol. Así se lo podrá ver otra vez desde el 12 de diciembre, cuando culminará la tarea, si el tiempo acompaña.
"Era fundamental dar este paso, por el compromiso existente tras lo que ocurrió hace dos años y porque necesitaba una restauración para volverlo a su estado original. Mucha gente no se acordará cómo era y otra ni conoció", declaró a DIARIO DE CUYO Virginia Agote. La secretaria de Cultura comentó que la pandemia retrasó los planes, pero finalmente pudieron encararlos junto al Ministerio de Obras Públicas. Y adelantó que buscan un sistema para evitar que las palomas vuelvan a afectarlo.
Mientras tanto, de lunes a domingo, las cinco especialistas se trepan al andamio para alcanzar cada rincón del rosetón, de 8 metros de ancho por algo más de 8 metros de altura. El grupo que comanda Sonego está integrado por la arquitecta Sofía Galdame, Giovana Lombardo, la profesora Marcela Lucero y Sabrina Kadiahj, todas mendocinas, y Ana Paula Paz, sanjuanina estudiante de Restauración en Buenos Aires. Es el mismo equipo que, entre otras cosas, se ocupó de la restauración del Museo Fader en la vecina provincia. Comienzan a las 7 de la mañana, hacen una pausa para almorzar y continúan hasta las 6 o 7 de la tarde. Verlas en acción es un espectáculo para los transeúntes, que se acercan a preguntar y se asombran de que sean todas chicas, aunque ellas dicen que las mujeres predominan en los equipos de restauración de todo el mundo.
"Lo que estamos haciendo es poner en valor el monumento de acuerdo a cómo fue concebido por el autor, sin cometer un falso histórico", definió a este medio Sonego, aludiendo a las capas de pintura que trataron de emular el acabado original. De seis a ocho son las que encontraron, además de las pintadas con aerosoles que han afectado más la parte baja que da al sur y complicaron el plan inicial. "Hubo que cambiar materiales y forma de trabajo, suele suceder en monumentos vandalizados, hay que adaptarse a lo que va surgiendo", añadió la profesional, para quien otro obstáculo fueron los días de viento, ya que seca el producto que utilizan para decapar.
El desgaste físico que implica la misión es grande, porque no emplean ningún método abrasivo (arenado, por ejemplo) ya que dañaría el cemento coloreado y la mica. "Es un trabajo de restauración propiamente dicho, a mano. Y al llegar al original es otra fuerza, para no dañarlo. Cómo brilla la capa de mica cuando le da el sol es algo bellísimo y ha estado cubierto tanto tiempo", lamentó Sonego.
Una vez removida toda la pintura, se hará una limpieza y luego un proceso de consolidación, también con productos de restauro especiales importados -no de albañilería- aplicados mediante técnica de inyección. Finalmente, una protección con emulsión acrílica al agua, pero no reversible al agua (no se diluye con lluvia, por ejemplo), indicada para monumentos al aire libre y que recomiendan reforzar cada 6 u 8 meses.
"Lo que se está haciendo es muy valioso. Hay generaciones que no conocen el monumento original y ese es el fin de la restauración: uno restaura para las generaciones futuras, para que vean la verdad", apuntó Sonego. "Es muy importante que la gente sepa qué se ha hecho, que lo disfrute y que lo cuide. Hay una ley que protege a los monumentos y vamos a ponerla en práctica, pero apelamos a que podamos cuidarlo entre todos", concluyó Agote.
- La obra y el creador
José Carrieri (1921-2014) fue un talentoso artista plástico nacido en Mendoza y radicado en San Juan, donde desarrolló una fructífera carrera como artista y docente universitario. El "Monumento al deporte", su obra cumbre, nació por encargo del entonces gobernador con motivo del Mundial de hockey obre patines, en 1970. Él ideó este gran monumento que trabajó junto a los arq. Marcelo Igonda, Nello Raffo hijo, Jaime Mato y el ing. Raúl Patiño. Una sola pieza de hormigón armado sismorresistente que se montó con dos grúas y se moldeó en el lugar. Los cinco cilindros al pie que simbolizaban los anillos olímpicos fueron removidos.
Un trabajo arduo, a mano, es el que realiza el equipo de las cinco especialistas sobre el monumento, sacando de 6 a 8 capas de pintura hasta llegar a la obra original, que luego deberán limpiar y consolidar con productos especiales de restauro, importados; y finalmente proteger.