Mientras el mundo de la cultura sigue conmovido por la muerte de Alberto Laiseca, hoy falleció otro de los grandes escritores argentinos, Andrés Rivera.

 

Rivera tenía 88 años y su estado de salud se había deteriorado en los últimos tiempos. Lo habían operado de la cadera, pero tuvo complicaciones posteriores a la cirugía. Falleció esta madrugada.

 

Su nombre era Marcos Ribak Schatz, pero con su seudónimo firmó varias obras clave de la literatura argentina, como “La revolución es un sueño eterno” y “El farmer”. Hijo de inmigrantes polacos y ucranianos, nació en Villa Crespo. Se crió en una familia obrera y él mismo lo fue, en una fábrica textil. Su padre, Moisés, militante comunista, fue dirigente gremial textil.

 

Como su padre, también comulgó con el comunismo. Su militancia y su pasado obrero atraviesan su obra, en la que también entabla un diálogo con la historia argentina, en versiones del pasado que reescribió con erotismo, violencia y mucha autocrítica: Rosas, Castelli y el Manco Paz tomaron voz en la pluma de Rivera.

 

Su último libro, Kadish, lo publicó en 2011. Otras de sus obras fundamentales son las nouvelles “El amigo de Baudelaire”, “La sierva”, “Ese manco Paz” y “El farmer”, sobre los últimos años de Juan Manuel de Rosas, que el año pasado subió a escena en una versión teatral con Rodrigo de la Serna y Pompeyo Audivert. Recibió numerosas distinciones, como el Premio Nacional de Literatura por “La revolución es un sueño eterno” y el Konex de Platino en 1994. También fue jurado del Premio Clarín de Novela.