Habrán pasado apenas un par de semanas desde que sus nenas lo recordaron especialmente. Será el 20 de enero cuando "Por amor a Sandro. El musical de América" debute en Buenos Aires, convirtiéndose en la primera puesta integral en honor al Gitano, de quien hoy se cumplen dos años de fallecimiento. Y en sus zapatos estará nada menos que su mejor imitador, Fernando Sanmartín, un joven cantante y ahora actor, que desde hace 8 años realiza su tributo personal al "hombre de la rosa", con el que incluso vino a la provincia el año pasado y de donde se llevó el mejor de los recuerdos.

"Fui con Culto Gitano y de la mano de Sebastián Giunta, el pianista de Sandro, y fue increíble el recibimiento del público. Actuamos en el Casino, tuvimos que agregar sillas e inclusive un montón de mujeres hicieron cola en mi camarín para sacarse fotos conmigo. Definitivamente fue uno de los mejores shows del año y mirá que hicimos el Coliseo. Lo viví increíble y estoy muy agradecido", expresó en charla con DIARIO DE CUYO el artista de 27 años, profundo admirador de la estrella oriunda de Banfield, a quien comenzó a emular a los 19, pintándose con corcho las patillas y entonando sus hits frente a un espejo.

– ¿De qué se trata Por amor a Sandro?

– Es una comedia musical en base a canciones de Sandro, cuenta su carrera, desde la óptica de una de sus nenas, Alicia, interpretada por Natalia Cociuffo. Va desde 1963, con su aparición en Sábados Circulares, hasta sus últimos días en el escenario. Son casi 50 años recreados con una puesta impecable, abordados con una idiosincrasia muy popular y nacional, mucho barrio, club, es emocionante ver la escenografía y la ambientación en cada década.

– ¿No hay reseña biográfica ni nada vinculado a su vida personal?

– No, no es una biografía. Lo original está justamente en que a través de Alicia, una de las seguidoras de siempre, se visualiza todo lo que generó Sandro. Ella tiene una vida paralela, como fan y como esposa y madre, y con ambos roles debe convivir. Tiene un altar en la casa en donde mantiene encuentros oníricos con él y en el que su marido tiene prohibida la entrada, y es muy gracioso porque es lo que sucedió realmente con muchas mujeres.

– Ese ídolo sagrado…

– Totalmente, intocable, venerado por millones, por eso la magnitud de la obra, que cuenta con 30 artistas en escena, que son los que se mantienen a lo largo de los años que vamos recordando. Y hay escenas desopilantes e imperdibles con las nenas…

– ¿Cómo fue que te convocaron para el protagónico?

– Tenían conocimiento de que hace ocho años yo venía haciendo Gitano, show con el que fui a San Juan, entre otras provincias. Ariel Del Mastro, el director; Daniel Dátola, quien tuvo la idea e hizo el libro y el "negro" Gustavo Carrizo, que está a cargo de la coreografía, fueron a verme al Coliseo y les gustó el show, aunque me plantearon preparación actoral para luego hacer el casting de Por amor a Sandro. Y así fue, hice un curso intensivo, me preparé y quedé finalmente. Estoy muy feliz porque es mi debut en comedia musical y me siento halagado de que me hayan elegido para semejante desafío.

– Te convertiste en el imitador referente de Sandro, inclusive actuás con sus músicos ¿Qué relación tenés con su familia? ¿Reconocen tu trabajo?

-Yo juego a ser Sandro y la gente juega a ver a Sandro. Me rompo el lomo tratando de lograr su misma energía, aunque dejo siempre claro que no soy Sandro, y en este sentido tengo admiradores y admiradoras del espectáculo, porque hago la imitación con mucho respeto, y la familia está contenta con lo mío como con lo de todos los que profesionalmente hagan algo vinculado a Sandro. Ellos no rotulan ni se casan con nadie, lo que sucede es que en el imaginario piensan que Olga me llama todos los días y que está chocha, pero nada que ver (risas), ella cobra sus derechos como corresponde legalmente, no me ha elegido como oficial y tampoco yo espero eso.