Bajo la dirección de Daniel Barone -quien hace su primera incursión en la escena teatral- llega a San Juan la pieza ‘Red’, una intensa, provocadora y emotiva que sumergirá al espectador a las profundidades de la identidad humana, con el ser, con la vida. Protagonizada por Julio Chavez y Gerardo Otero, es un espectáculo de un pintor en la cima del éxito que dialoga con su ayudante joven en su taller, donde el público se encuentra como testigo privilegiado de lo que sucede en el espacio del artista Mark Rothko. Previo a la función, Chavez, que atraviesa por un momento profesional de alta popularidad, habló con DIARIO DE CUYO sobre la experiencia en el teatro, la televisión y su mundo interior.
– ¿Qué plantea "Red" cuando surge la pregunta "¿Qué es lo que ves?"?
– La obra plantea varias cuestiones. en ese "¿Qué ves?", se inicia un juego que tiene que ver con la dificultad de la expresión total de un hecho artístico, que ese hecho sea visible para el mundo. Una obra vive al mostrarla. Necesita ojos que miren para que la obra sea, pero a la vez muere al mostrarla. Como dice el personaje "es un acto riesgoso al enviar la obra al mundo". Es cuando surje esa pregunta, en ese mismo momento, el mundo contruye positividad o negatividad. Los actos humanos son evaluados o mal interpretados por la mirada del otro. Eso pone en juego el acto de un ser humano. Al final de la vida del humano, nos responde a nosotros cuál fue el sentido de vivir, es otra manera de preguntar "¿Qué ves?". La obra transcurre entre la vida y la muerte, entre el rojo y el negro, es un diálogo entre el sentido y el sinsentido.
– ¿Esta propuesta invita que el público también se piense a sí mismo? ¿Qué devoluciones hubo? – Los espectadores hizo todo tipo de respuestas. La obra no escapa al problema. Necesita de una mirada, de una manera estricta, pero sentida. La obra vive o muere de acuerdo a la sensibilidad de quíen la ve. En relación a eso, la obra es una delicia de material; el dispositivo escénico que se plantea; el rol de voyeur que ejerce el espectador; el gusto de participar en el taller de un pintor; mirar el interior y la privacidad de un artista; es muy atractivo. Todo está presentado de una manera, para que el espectador se meta en la vida de un ser humano.
– ¿Cómo se siente con el personaje?
– Estoy feliz, porque dispongo de un lenguaje que comunicas una experiencia humana. Porque siento que aprendo algo más de mi oficio en cada función, establezco un contacto con los otros. Para mi el trabajo actoral es el espacio de mayor plenitud de contacto con un otro, mucho mejor que la vida social. Cuando hay un acto de expresión y hay un ser humano que recibe la expresión de ese acto, es el contacto humano más hermoso que existe. Cuando me bajo del escenario me siento muy aliviado. Hay cosas que me perturban, subo muy angustiado, con cosas existenciales. Pero cuando termina la función salgo agradecido y aliviado. Este trabajo me da lenguaje, me da palabra, me da pensamiento, me hace comunicarme con los otros y me saca de mirarme tanto el ombligo.
– Es notable como está embevido en la filosofía, ¿se da espacio y tiempo para pensarse pese a su intensa labor?
– Una de las actividades más hermosas que hay en esta tierra es pensar. De manera que hay en el mundo personas que han pensado realmente maravillas. Es una pena irse de esta vida sin haber probado un poco de esa comida.
– Como curiosidad, ¿cual de los platos del pensamiento se nutre más?
– De Fernando Pessoa, el poeta protugués, Jorge Luis Borges, Michel Focault, William Shakespaere son una gloria leerlos. Así podría citar a tantos todo el día, que han hecho experiencia del pensamiento. Estar en contacto con ellos te rescata mucho más que un twitter.
– ¿Cómo les va en la gira?
– Nos sentimos sumamente apoyados y acompañados. Nos está yendo muy bien. Es un año complicado, la gente se ha replegado bastante. A veces debemos competir con esos mediáticos que se convierten en espectáculos también. Lo nuestro propone un silencio como ejercicio para poder escuchar y con eso la gente la pasa muy bien. No es silencio para un velorio, sino para un hecho vivo y que se puede disfrutar plenamente. Haremos la función 338 en San Juan.
– Comenzarás dentro de poco a grabar "Signos", la nueva miniserie, ¿que podrá ofrecer de novedoso a la televisión?
– No hago ningún proyecto de la cual no esté entusiasmado. Lo cual no significa que alguna vez me equivoque, pero de por sí, trabajaré con gran alegría. Tiene otro formato la miniserie y lo único que hice algo similar fue Epitafios para HBO. Me gusta mucho eso, porque el policial es una invitacion a la inteligencia y a lo lúdico. Interviene el asesinato, cosa que me entusiasma mucho la posibilidad de matar gente y se mezcla con la astrología, tema que me apasiona. Me parece que el televidente se encontrará con un programa de alta calidad. No tendra que ver con la sorpresa de quíen mata, sino el por qué se mata y el plan que tiene el asesino, que se revelará en el último capítulo.
– ¿Cuál es su opinión ante al avance de las ficciones extranjeras en la pelea por el rating de las grandes señales de aire?
– Eso no es una novedad. Cada tanto aparece esto, parece que es una forma de asustarnos. Es un cuco, pero nunca dio resultado, siempre terminó ganando la producción local. Comprendo algunos casos que puedan preocupar, pero no es una situación extrema. "Punteros" y "Tratame bien" salieron muy exitosas afuera expandiendose enormemente. Novelas importantes llegaron a Italia, Israel, Rusia. Sin dudas, somos un país más exportador de ficciones que importadores. Las telenovelas argentinas tienen una gran calidad, no pueden sentirse amenazadas.

