"Tangos por las Rutas del Vino" se llama el programa por medio del cual, el próximo sábado subirá al escenario del Auditorio Juan Victoria una de las voces más aclamadas de la canción ciudadana: Adriana Varela. "La Gata", como la bautizó su amigo Cacho Castaña, hará un repaso por los clásicos del género e -interactiva como pocos- también escuchará sugerencias.
"En general preparo una lista, pero también me piden temas y hago como un show a la carta. Eso está bueno, porque para mí el hecho artístico pasa fundamentalmente por comunicarse con el público", dice la desacartonada ahijada del inolvidable Polaco Goyeneche, que antes de su arribo dialogó con DIARIO DE CUYO.
– ¿A qué creés que se debe esa buena química que lograste con el público, de distintas generaciones?
– A mí me cuesta hacer una autoevaluación, pero te voy a decir algo que me dijo el Polaco: "sos creíble", eso es muy valioso. Lo que puedo decir es que yo me creo. Si no me creo, me parece que estoy actuando, y no soy una actriz, soy una intérprete. Me creo las letras e interpreto a cada autor…
– ¿Qué rol juega la sensualidad, que se convirtió en tu otro sello?
– La sensualidad tiene que ver con los sentidos, con lo erótico, y lo erótico tiene que ver con lo vital. No es una cosa racional en mí, es espontáneo, yo soy así, vital en todo, poco solemne, muy pulsional. Así soy, si lo podés digerir bien, y si no escuchá a otra persona. No es un mérito, es una característica.
– ¿Y cómo te llevás con rótulos como "la más consagrada", "la más exitosa", "la más rutilante"…?
– No me los creo (risas). Soy inconciente de eso, si no, no podría ser una mina normal como lo soy. Yo ahora estoy haciendo un programa de radio en San Telmo ("Aceto no", 750 AM), en una emisora que dirige Eduardo Aliverti, que cuando me lo propuso me dijo: "quiero que hagas lo que quieras". Y bueno, soy yo, una mina normal que muestra la parte que no se conoce de la gente.
– ¿Y qué no se conoce de Adriana Varela?
– Que soy muy sencilla, que me gusta estar en mi casa, tomar unos mates y ver una película de terror, una adicción que tengo. Que me duermo muy tarde, que cuando termino un show no voy a hacer sociales porque me gusta sacarme la pintura y meterme en la cama. Con las actividades que tengo, tengo la cuota colmada de gente, pero me gusta recibir a mis amigos o ir a visitarlos…
– Y en la intimidad ¿sos pasional como el tango?
– Soy intensa, pero no melancólica. Soy más bien histérica, una palabra que llevo con mucho orgullo porque tiene que ver con el hístero, que es el útero, lo vital.
– ¿Y por qué "La Gata"?
– Cacho me lo puso, creo que quiso decir como que era una mina irascible, independiente y que hace lo que quiere…
– Bingo… Sos una mujer fuerte…
– Sí, soy fuerte, bastante loca… Fuerte porque a las minas no nos queda otra que ser fuertes ¿viste? Me gustaría ser un poco menos fuerte… Y ojo que es gata y no gato (risas), no podría ser un gato pago porque tenés que hacer lo que te piden…
– ¿Intimidás al género masculino? Muchos pueden pensar que no necesitás protección…
– ¡Al contrario! Me hacen una caricia en la cabeza y me rindo, pero en el sentido más primario, en ese sentido soy una gatita. Yo no tengo dueño, pero cuando tengo significado a un varón, yo también lo significo. No prescindo del afecto, soy muy tana, muy familiera y muy fiel en ese sentido.
– Siendo una mujer pasional ¿fue eso lo que te enamoró del tango?
– Totalmente, la pasión y la otredad, el tango habla siempre de la necesidad del otro como algo socialmente importante, más allá de la anécdota de si lo engañó o no.
– ¿Hubo uno en especial que te impactó?
– Vos sabés que yo soy rockera por generación, pero cuando vi la película Sur, me enamoró el Polaco Goyeneche, entendí el tango a través del mensajero. Antes el tango no estaba en mi vida. Lo vi a él y dije "esto es el barrio, esto es Buenos Aires, esto es Argentina, esto es esencial". Y ahí empecé mi búsqueda, y encima El Polaco me eligió a mí, fue una cosa muy loca, muy fuerte, realmente mágico. Yo en ese momento no cantaba y El Polaco me dijo "vas a tener que cantar adonde vaya yo". Y dije "bueno, si vos lo decís". Era como si Dios me llamara por teléfono.
– ¿Qué tangos elegís y por qué?
– Los elijo sin pensar. Me pegan y me mando, como buena atrevida que soy, no pido permiso. Y eso es lo que también le gustaba al Polaco. Me gustan los tangos sencillos, que no tengan pretensiones de intelectualidad… para eso lo escucho al Flaco Spinetta… Por eso rescato a Cacho (Castaña), Homero Manzi, el número uno, Cadícamo, Contursi…. tienen vuelo, pero no son pretensiosos… La ternura, eso es lo que más me puede de un varón.
– ¿Hay alguno que te defina?
– Muñeca brava, pero no por el contenido, porque ni tengo 20 años ni mareo a los giles, sino porque fue el primero que canté, con el que empecé cuando nadie lo cantaba, el que escuchó el Polaco, y porque en el mundo, cuando lo hago, todos lo cantan conmigo, incluso en Francia… de locos ¿no?
– ¿Y La Gata compositora?
– ¡No! Mucha gente me lo dice, y si escribiera ganaría más plata (risas), pero no. Yo evoco a los grandes autores y creo que no hay que buscar ser protagonista. La ruptura ya la hicieron Troilo, Piazzolla, Salgán… Nosotros tenemos que pasarnos la posta, ése es el hecho artístico menos narcisista, pero más necesario en estos tiempos de tanta vacuidad. Los que queremos evolucionar estamos repasando la historia, por eso vuelvo a la esencia. Sin raíz, nada tiene sentido.

