A poco más de un año que la máquina que hizo rodar Los Piojos se apagara para siempre, Andrés Ciro -su vocalista- hizo borrón y cuenta nueva. Armó su propia banda a la que llamó Los Persas (foto) y lanzó "Espejos", la primera placa que refleja el trabajo de la agrupación que presentó el pasado 14 de agosto en el Orfeo Superdomo cordobés.
"Que placer verte otra vez, nos dijimos sin hablar". La frase pertenece al tema Antes y después, de su flamante disco, y es la que mejor resume su obligada necesidad de volver a empezar.
Que no le teme arrancar de cero. Que el divorcio piojoso, luego de 2 décadas de carrera, le resultó inesperado y no menos doloroso. Que, pese a todo, no reniega de su pretérito musical. Estas son algunas de las confesiones de este rocker, padre de tres hijos, a DIARIO DE CUYO, antes de su arribo a San Juan.
– ¿Guardás buenos recuerdos de tu pasado piojoso?
– Y sí… Fueron 20 años en los que puse todo. Todos los días pensaba en canciones y en las puestas en escena, hablaba del vivo con el manager de la banda, puse todo y eso vale por mil palabras.
– Después de la separación, varios ex Piojos te acusaron de actuar dictatorialmente en el grupo.
– Un par de personas hicieron comentarios que se pueden hablar personalmente, sin necesidad de ir a un medio. Hubo 20 años para hacer planteamientos, no hay que ponerse a despotricar ahora, cuando se terminan los ingresos. Hay otros caminos para arreglar lo que haya que arreglar. Yo soy músico, no vedette.
– Caminos como el diálogo…
– En algunos medios salió que habían declaraciones cruzadas y yo nunca dije nada, yo hago música. Además, la mayoría de la gente de Los Piojos trabaja conmigo como Micky y Chucky de Ipola.
– ¿La causa de la ruptura fue el desgaste?
– Básicamente, fue por eso. No hubo nada planeado. A mí me sorprendió, me dolió…
– ¿No lo planteaste vos?
– No, no fui yo. Digamos que hubo una cantidad de actitudes y cosas que hacían insostenible la continuidad del grupo y con Micky no teníamos ganas de seguir de esa manera, no daba.
– ¿Era difícil crear en ese clima?
– Me dedico a la música para ser libre, para no tener un jefe, para hacer lo que quiero; entonces, estar en un lugar donde la gente no es feliz y yo no me siento libre, no me sirve. Si no soy feliz, prefiero arrancar de nuevo, porque esto no es una empresa.
– En cierto punto sí lo es, es como una Pyme…
– Absolutamente, yo digo que no es una empresa en el sentido de que estoy lejos de una oficina en la que hay un jefe que te ca.. a pedos.
– ¿Todavía es posible un reencuentro piojoso?
– Yo estoy a full con esto, no pienso para nada en una cosa así.
– ¿Por qué Los Persas?
– Porque siempre me acordé de la escuela, de Ciro y Los Persas, Darío… Y bue… todos se olvidarán pero yo no, porque se trataba de mi nombre y siempre pensé ponerle Los Persas o algo así a mi banda.
– ¿Tu hija Manuela es parte del grupo?
– No, ella tiene 11 años y estuvo en mi primer show en el Orfeo porque me acompañó en la guitarra en uno de los temas del disco. Ahora está agrandada, me pregunta: "¿Voy yo también a San Juan?", todo con tal de faltar a la escuela… Por eso yo le dije: "cuando toquemos en Buenos Aires puede ser, por ahora basta".
– Suenan muy parecido…
– Si…es casualidad eso…
– ¿Cuál es la esencia de Espejos?
– Acá hay temas que quedaron colgados, algunos que toqué con Los Piojos y quedaron fuera de los discos, una deuda con el rock and roll inicial como el tema El blues del gato sarnoso de los ’90 y canciones nuevas como la que le da nombre al disco.
– El corte de difusión "Antes y después", tiene una mística especial
– En realidad, habla de un amor a través de distintas vidas y mediante la transmutación de las almas, esa sensación que te lleva a pensar que conocés a alguien desde siempre…
– Un mensaje muy profundo sobre la vida después de la muerte.
– "Almas en transmutación, nuevos cuerpos quien serás…’… No sé, es un enfoque, o un consuelo al menos.

