"No quiero hablar ahora’, dijo con visible y comprensible pesar Raúl, el día que despidió a su hermano, colega y amigo. Hugo falleció el 6 de enero pasado y su partida fue un enorme cimbronazo para el heredero artístico de Los hermanos de la Torre, una de las duplas emblemáticas de San Juan, cuyo nombre se hizo popular fuera de la provincia (especialmente luego de grabar con RCA Víctor y el internacional Parnaso Records) e incluso del país. Es que, en medio del dolor, Raúl tenía en sus manos la decisión de seguir o no con esta pasión que compartieron desde niños. Finalmente, luego de un tiempo de reflexión y del aliento de sus seres queridos, en este otoño sanjuanino al que tantas veces le cantaron, Raúl de la Torre anunció que seguirá entonando esas poesías de alma cuyana que se convirtieron en sello del dúo, como Romance de mi niñez y Recordemos; por citar apenas un par de sus más de 200 composiciones, varias grabadas por artistas como Los Chalchaleros y Los Quilla Huasi.

"He decidido defender a Los Hermanos de la Torre, prosiguiendo su canto y obra, para lo cual seguiré cantando como solista. Es un imperativo muy profundo y una demanda cada vez más constante de la gente, y particularmente de Santiago, el hijo de Hugo’, fue la resolución, que comunicó de manera contundente.

Sobre aquella etapa que les deparó grandes satisfacciones, algunos lamentos y tantos recuerdos; y sobre esta nueva que se inicia sin estridencias -‘Quizá las mismas actuaciones me irán poniendo en acto’, dice respecto a este "relanzamiento’, si cabe la palabra que le suena "rara’- Raúl dialogó con DIARIO DE CUYO.

– Dice que ha decidido defender a Los hermanos de la Torre. ¿De qué, de quién?

– Decidí defender al dúo, a pesar de la ida de Hugo, porque sé bien que si no cantara más, estaría traicionando a la gente. En estos casos, uno no es dueño de lo que ha construido. El arte, y sobre todo la música son regalos a la gente, son patrimonio de la gente que los disfruta. Si estoy vivo y gracias a Dios tengo voz, no puedo dar por terminado unilateralmente este capítulo, no tengo derecho.

– ¿Pensó realmente en dejar el canto?

– Al día siguiente que Hugo fallece, Santiago, su hijo, me pidió que siguiera cantando, fue casi una orden para mí. Y la gente también, primero tímidamente, porque no desea molestar en momentos como estos, y luego efusivamente y con agradecimiento, cuando se entera que seguiré como solista, con todo el amor y pasión que esto merece. Ya con la simple versión de que seguiría cantando, he recibido infinidad de mensajes reconocimiento de todo el país e incluso el extranjero.

– ¿Les quedó alguna asignatura pendiente?

– Una asignatura pendiente fue Cosquín. Nunca recibimos algún "salvoconducto" oficial para ello. Sí contratos de la propia organización del Festival, durante dos años, pero circunstancias desgraciadas nos lo impidieron.

– ¿Cuál fue el momento de oro de Los Hermanos de la Torre?

– El momento de oro del dúo fue, desgraciadamente, estos momentos, los últimos años. La experiencia y la consolidación de un repertorio logrado nos puso muy de frente a la gente, y no nos costaba casi nada el aplauso, cosa que nunca es nada seguro.

– ¿Y cuál es el primer recuerdo que tiene cantando con Hugo?

– Fue una corajeada en la Peña "El Alero", frente a la Catedral. Éramos prácticamente niños. Nos animamos a cantar, mejor dicho a improvisar la zamba "Pampa del Chañar". Nos aplaudieron, pero cuando bajamos del escenario un amigo de mi padre nos dijo que habíamos estado mal.

– ¿Cómo surgió la idea de cantar profesionalmente?

– Fue casualmente. Habíamos ido con mi padre a presenciar un certamen de nuevos cantores en Radio Sarmiento. Estando en una dependencia de la radio donde ensayaban los intérpretes, mi padre le pidió a Daniel Godoy, uno de los guitarrista del certamen y compañero suyo en el CONCAR, que nos acompañara algo en esa piecita. Fue que nos escuchó el Director Artístico de la radio, un Sr. Vaca, le gustó mucho y directamente nos contrató por un ciclo muy bien pago de 3 meses en el salón auditorio de la emisora. No lo podíamos creer.

– ¿Ese fue su debut oficial?

– Sí, ese fue el debut oficial como dúo. Desde entonces comenzó una carrera muy acelerada por todo el país y seis sellos nacionales e internacionales, y no paramos más.

– ¿Cómo se repartieron los roles?

– Al comienzo, Hugo era la primera voz y yo la segunda, hasta que Rafael Alós, padre de Rubí Alós, amigo de mi padre y cantor de "La Tropilla de Huachi Pampa", nos dijo que el dúo debía ser al revés, y así fue.

– ¿La cuyanía fue una elección?

– Una elección muy consiente, convencidos de que el hecho de nacer en esta tierra nos determinaba a optar por ella fundamentalmente. Fue una opción de los sentimientos y de respeto incondicional a la "querencia", lo que nos dio el perfil y excelentes frutos de reconocimiento en todos lados.

– ¿Qué considera que el dúo le aportó al folclore local?

– La gente ha de decir qué aportamos al folklore local. Yo me animo a afirmar que coherencia y amor a esta tierra y nos ayudó muchísimo la condición de autores y compositores. Calculo unas treinta canciones las compuestas en homenaje a San Juan y sus personajes, lo que nos colocó como humildes personeros de esta provincia.

– ¿Cómo fue compartir vida y obra con Hugo? ¿Hubo diferencias que los pusieran en jaque?

– Jamás tuvimos una diferencia de alguna importancia. Todo lo consensuábamos y si por ahí nos enojábamos por opiniones diversas, el enojo duraba un día. La condición de hermanos que se llevaban bien fue la garantía que preservó el dúo hasta el final.

– ¿Alguna vez evaluaron dejar el dúo?

– No, jamás, era como pensar en morir un poco, a pesar de que no fuimos favorecidos con las contrataciones oficiales.

– De todos modos, lograron el reconocimiento que, supongo, esperaban…

– Logramos mucho más que el reconocimiento de la gente, logramos su amor que nos hace ver cotidianamente. Sí, uno espera ese reconocimiento, porque prácticamente deja la vida en esto.

– Siente que San Juan los ha valorado…

– Sin ninguna duda, San Juan y la gente común de San Juan nos ha valorado con creces y le estamos agradecidos eternamente.