Showmatch y Sin codificar son rótulos que difícilmente pueda despegarse… pero encima no tiene intenciones de hacerlo. Sin embargo, Yayo es uno de los laburantes que logró demostrar que hay vida fuera de esas troupes. Cómodo, el humorista que colgó su título universitario de Licenciado en Economía -donde figura como José Carlos Guridi, nombre real de este cordobés nacido en 1965 en Villa María y que supo ser asesor en la Subsecretaría de Ingresos Públicos de su ciudad, entre otros antecedentes laborales- recorre el país con sus espectáculos, y es en ese periplo que tras dos años volverá a la provincia. Esta vez será con Yayo con todo, ¿y qué?, ‘un unipersonal con invitados’, tal como adelanta sin querer dar muchas pistas el humorista de perfil bajo y trato cálido, pero garantizando que en el show -que en el verano pasado ganó el Estrella de Mar, premio más importante de la temporada- no faltará lo que el público espera de él.

– De vuelta y con una fórmula probada…

– Y, hace 15 años estamos con esto… es la gente la que nos mantiene vivos, la gente lo quiere ver, así que podemos seguir viviendo de esto…

– ¿Le das a la gente lo que espera o proponés lo que vos querés y luego al que le guste, que te siga?

– De todo un poco… Para armar tomamos cosas que la gente me cuenta en la calle o en reuniones de amigos.

– ¿Mucha actualidad?

– Básicamente sí y cosas que me van pasando otros colegas y que ellos no pueden contar en sus espectáculos o que no va con lo que hacen…

– ¿Siempre fuiste el gracioso del grupo?

– Y, uno siempre fue medio payaso, de chico, y luego se empieza a juntar con otros payasos, el viento los va amontonando, hasta que vimos que podíamos lograr algo con esto…

– ¿Nunca se te tornó rutinario, tedioso?

– No, para nada, porque ninguna función es igual a la otra, siempre hay un condimento diferente. Y además te va cargando la retribución de la gente…

– Tu estilo, ¿lo fuiste armando, o sos naturalmente atrevido?

– Algo de eso hay, no tengo filtro, y la gente se siente identificada también… esto de subirse a un escenario y decir lo que se te cantan las pel… es algo que a muchos les gustaría hacer.

– Entonces tus shows sirven de catarsis…

– Sí, pero no nos olvidemos que la diversión es un bienestar, tiene su valor.

– Algunos humoristas dicen que no es fácil hacer reir…

– Creo que es trabajo como todo, dedicación y no aflojar. En este ambiente pasa algo parecido al sueño del fútbol o de que cada uno quiere abrir un bar. De 100 que juegan llega uno y de 100 que abren un bar, 99 se funden. Acá todo el mundo sueña con dejar salir al artista que lleva adentro, poder vivir de esto, pero es más perseverancia que otra cosa, porque también hay muchos sinsabores, desilusiones que hay que ir sorteando…

– ¿Vos soñaste con esta profesión?

– No, teníamos la mínima intención de despuntar el vicio… Nosotros arrancamos en los pubs de Córdoba en la década del ’80 y la intención era ir los fines de semana a despuntar el payaso que llevabas dentro. Luego fue creciendo de una forma que hasta se nos escapó de las manos. Pero planear no, planear mucho en esta profesión y en este país es complicado…

– Como sea, al final te ganó el humor. ¿Y qué pasó con el título universitario?

– Quedó guardado, no lo usamos más… pero se puede volver en cualquier momento, ¿eh? Igual me mantengo actualizado…

– ¿De verdad pensaste volver a la economía?

– No, porque los 10 años que ejercí lo hice a pleno, en el sector privado y público, con trabajos muy buenos a nivel importante, gobernaciones o consultoras ligadas al Banco Mundial, así que no me quedó nada pendiente..

– Aguante el humor…

– Porque además veo la respuesta de la gente, tanto en boletería y cómo se va de la sala; no sólo que entre, sino también cómo se va…

– Y no hay que abandonar un éxito, dicen…

– Imaginate que hace 15 años empezamos actuando en pizzerías para 80 personas, hoy estamos en grandes teatros…. algo bien estaremos haciendo.

– ¿Qué lugar ocupan en tu carrera Tinelli y Sin Codificar?

– Son los dos pilares que lo han llevado a uno a estar donde está, a tener el laburo que tiene. Son dos cosas que van a permanecer, es el motorcito que todavía nos está haciendo andar…

– Hay gente que pasó, pero luego no pudo sostenerse…

– Y ahí entramos en el terreno de que la gente elige, eso es inmanejable… la gente se queda con una cosa y no con otra, y no pasa por una cuestión de talento o capacidad artística, es la elección de la gente…

– ¿Y te hace ruido que te sigan diciendo ‘Yayo, el de Videomatch’ o ‘el de Sin Codificar’?

– No, para nada, soy un eterno agradecido de todo eso, nunca hay que olvidarse de dónde viene uno.