La última vez que vino fue en el año 2003. Y dos cosas quedaron demostradas: su talento y su generosidad. Esa noche, Eleonora Cassano se retiró del Teatro Sarmiento ovacionada, tal cual sucederá seguramente el miércoles 23 de mayo, 9 años después, cuando la gran bailarina argentina volverá a San Juan -nuevamente de la mano de Mozarteum-, esta vez en el marco de su último tour ¡Chapeau!, que comenzó en septiembre pasado. Una despedida de la danza clásica que culminará en diciembre, con una función gratuita en el Obelisco porteño; y que está armada sobre un solo deseo: que el público se quede con su mejor imagen.

– Contentos de verte, tristes por despedirte…

– Sí, sentimientos encontrados, los míos también… Este año cierro con lo clásico y las giras, aunque no es una retirada definitiva, porque voy a seguir haciendo algo vinculado…

– Aún tenés con qué…

– Sí, me siento bárbara. Ahora bailé La Bayadera con el Ballet de La Plata, un ballet completo, que exige mucho, y hacía tiempo que no lo hacía. Tengo la capacidad de haberme bajado del clásico y de volver y como que no pasó nada, pero justamente quiero hacer un cierre digno de mi carrera clásica, que es lo que este último tiempo ha quedado un poquito relegada. Y para el clásico hay un tiempo, tiene una exigencia muy alta y yo querría mostrarme de la misma manera que hice toda mi carrera. No quiero que digan "Ay, esta chica ya no puede bailar más".

– Se sabe que el ballet tiene corta vida, pero ¿cuándo se comienza a pensar en esto?

– Mirá, cuando Julio (Bocca) decía que se iba a retirar y lo tenía tan súper programado, yo ni pensaba en eso. A mí se me presentó de forma distinta. Sabía que iba a llegar el momento, pero no lo planifiqué. Se fue dando en charlas con Lino (Patalano), con mi marido y decidí que éste era el momento. Escuchar la música y pensar que no voy a bailar más esos roles es duro, pero bueno, he bailado un montón y disfruté todo lo que hice.

– Dijiste una palabra clave. Julio decía que ya no disfrutaba. ¿Y vos?

– Yo sigo disfrutando, me encanta. Lo que pasa es que yo me tomé como un respirito. Hacía tiempo que no hacía algo clásico fuerte y sentí que estaba alejándome y sin haber hecho ese final del clásico que correspondía.

– ¿Qué es lo que te ha dado más gratificación en estos años?

– No sé si hay una cosa especial, fui variando mucho en lo que disfrutaba. Al principio disfrutaba más de lo clásico y luego como mujer fui necesitando algo más que la técnica, y me volqué más a roles más interpretativos, que tenían otro compromiso.

– Hablás de la mujer, ¿fue difícil compatibilizar profesión y familia?

– No, es más, no creo que hubiera podido ser la bailarina que soy sin mi familia, mi esposo y mis dos hijos; porque me dieron una madurez y una felicidad en mi vida privada que me permiten transmitir eso en el escenario. Y podemos arreglarnos de manera de acompañarnos en los viajes…

– Hablando de viajes, habrás tenido propuestas para radicarte afuera. ¿Por qué te quedaste?

– Sí, en Italia, en España, Estados Unidos… pero soy muy familiera y siempre tuve en mi cabeza la idea de tener hijos, y quería que nazcan en mi país. Yo que vivo mucho afuera, te puedo decir que siempre sos extranjero, por más que te traten muy bien y te respeten.

– ¿Y en el país el reconocimiento estuvo al nivel de tus expectativas?

– ¡Superadas mil por mil! De verdad no me imaginé nunca esto. Poder ser una bailarina internacional, ir por la calle y que te reconozcan y te digan cosas hermosísimas, que una señora me diga que le puso a su hija el nombre por mí…

– ¿No te lo imaginaste ni cuando empezaste a paladear el éxito?

– No. Uno es conciente de que causa algo. Hubo una revolución con Julio, con quien formamos una pareja que marcó; pero nunca me subí al caballo.

– ¿Qué te mantiene los pies en la tierra?

– Bueno, mi marido es una gran ayuda, porque no está chupándome las medias. Y además tengo una forma de ser muy tranquila.

– Cero diva…

– ¡Cero! Lo opuesto. Yo vivo de zapatillas, jeans, hago las cosas de la casa…

– Pero cuando subís al escenario…

– Claro, porque soy la bailarina en el escenario y abajo no necesito ser la figura de la danza. Tal vez el que hace eso es porque tiene la necesidad de demostrar lo que no es. Yo abajo soy la esposa, la mamá de mis hijos, la ama de casa que va de compras… Soy conciente de quien soy, pero eso no me da pie a tener actitudes de diva. Pasa que la gente idealiza un poco, y más con esta tendencia que tenemos de que salís dos veces en televisión y ya sos una estrella. Yo pienso que durante 20 años fui a los almuerzos de Mirtha….

– Pero no para hablar de peleas ni de amores…

– ¡Gracias a Dios! (risas) Hay un respeto…

– Que supiste generar…

– Creo que sí. No doy pie a que se pueda decir nada… estoy casada hace 26 años, no tomo, ni fumo, ni tengo amoríos… qué se yo… por un lado soy muy aburrida (risas).

– Y si te convocaran para el Bailando… ¿irías?

– Puede ser. Al principio decía "ni loca", pero así como salí desnuda en Playboy y mostramos lo que era calidad, lo mismo puede pasar en un programa de televisión, podés mostrar bailar diferentes ritmos con calidad. Yo te puedo hacer un caño que no te va a molestar en ningún momento. Y podés estar vestida sensual, sin estar mostrando el traste. En La Duarte salgo con una especie de calzón antiguo y un corpiño, y no choca…

– Bueno, convengamos que no tenés la voluptuosidad que suele verse en la tele…

– Sí, pero se podría. En marzo estaba viendo la versión italiana y bailó un actor que es argentino, Andrés Gil, que lo ganó y es divino…

– Pero acá hay otro tipo de condimentos…

– Cierto, pero ¿notás lo que hicieron con el Soñando por cantar? Cambiaron. ¿Y viste con el respeto que se mira ahora? Yo creo que si le dan una vuelta de rosca al Bailando…

– Entonces Cassano al jurado, no a la pista…

– (Risas) Sí, claro…. estaría, que opine gente con un poquito de entendimiento…

– Volviendo a tu despedida, ¿Cómo te imaginás el día después?

– ¡Vacaciones! Me voy a Villa Gesell con mi familia, sin tener que estar pensando "tengo que prepararme, tengo que hacer clase". Para mí el tema no pasa por la comida, pero podría estar 3 meses de vacaciones… Me imagino algo así, pero después voy a tener que buscar algo porque puedo volverme loca y volver locos a los demás…

– ¡Mamá andá a bailar!

– ¡Sí, por favor me lo van a pedir! (risas)

– Eleonora a los 60 ¿nostálgica o feliz?

– ¡Feliz, feliz! Y si Dios quiere criando nietos. Feliz. Espero que la vida me de también esa posibilidad.