Productor reconocido, Oscar Mediavilla entró a los hogares argentinos de la mano de la TV. Operación Triunfo y Latin American Idol fueron dos pantallas que lo acercaron a la gente, nexo que se profundizó con Soñando por cantar, concurso de intérpretes donde mutó de "malo’ a "galán’, en el que comparte estrado con su mujer Patricia Sosa, Alejandro Lerner y Valeria Lynch; y que el próximo miércoles volverá a San Juan. Será entonces cuando el jurado vuelva a evaluar a noveles artistas que sueñan con ganarse un lugar en el mapa musical argento, ese que bien conoce quien fue director artístico de Warner, produjo discos de Juan Carlos Baglietto, Fabiana Cantilo y Pimpinela, entre otros; tiene su productora Media Music; y también está a punto de dejar la cabeza de la industria musical puntana, en medio de una polémica. De todo esto, dialogó con DIARIO DE CUYO.

– ¿Cómo fue volver al "caballo alado’?

– Conmovedor, porque la respuesta del público sigue siendo excelente y porque es emocionante reencontrase con la gente…

– ¿No hicieron mella las vacaciones y la incertidumbre que rodea el regreso de Tinelli?

– No, porque el programa sobrevive a cuestiones administrativas o políticas. Es como un pacto entre los participantes, la gente y los que hacemos el programa; y sigue muy bien más allá de algunas cosas que podrían haberlo lastimado un poco…

– ¿Qué cosas?

– Esto mismo de Tinelli, que no se sabe a qué canal va, si seguimos ahí o no, si su productora se vende…

– ¿Hay inquietud en el equipo?

– No, porque no es un problema nuestro, está a otro nivel de discusión. Nosotros estamos para hacer el programa y si tenemos que salir en el canal que sea, lo haremos.

– El programa es una cantera de talentos, pero es difícil insertarlos al mercado

– Sí, para hacer un artista nuevo tenés que empezar de cero; y eso es una gran inversión, nada sencillo…

– ¿Y cómo se equilibra la realidad con las ilusiones de los participantes? Muchos buscan fama rápida

– Nadie llega a la fama en un chasquido. Cuando hice Operación Triunfo, durante tres años -a los primeros, Claudio Basso y Pablo Tamagnini, les hice los discos-, ví que los ganadores llegaban a sus ciudades en el camión de bomberos, todo espectacular…

– Ninguno es hoy figura a nivel nacional…

– Una carrera tarda en construírse. El que tiene la posibilidad de tener la popularidad más rápido, va a tener que trabajar el triple para poder sostenerla. Para ser artista hay que tener verdadera convicción, voluntad de trabajo, paciencia, porque no es fácil… El tipo que canta porque se quiere levantar una minita, dura cinco segundos.

– Y ganar estos programas no es haber llegado…

– Son un aventón y los que están buscando darse a conocer tienen que aprovecharlos, pero luego hay que remar.

– ¿Hay fecha y lugar para la final?

– No tengo idea. Tenemos que encontrarnos con los productores para definir algunas cosas.

– Mientras, seguís evaluando…

– Y feliz, porque me gusta mucho, para mí es un lindo servicio. Me preocupa no equivocarnos, ser justo y equilibrado y que sirva lo que decimos…

– Tras ser separado de La casa de la Música y de tu descargo público ¿Hablaste con Alberto Rodríguez Saá?

– No. Tengo hasta el 27 de mayo ahí…

– ¿Qué pasó?

– Yo trabajé en este proyecto, que era por objetivos encomendados por la provincia, y me pagaban por objetivos cumplidos. Llevo 30 meses y lo que hice me lo pidieron ellos. Y otras cosas las hice de motus propio, con su apoyo. Se ve que algo, que no conozco, hizo que alguien repentinamente cambiara como de objetivo…

– ¿No hubo reunión para reprogramar?

– Nunca hablaron conmigo. Un día estuve en el programa radial de Alberto, donde me felicitó por todo y otro día en el diario dijo que el trabajo nuestro era un desastre. Qué se yo… Era más fácil charlar, pero el diálogo no existió y los interlocutores no supieron decirme nada. Hace años trabajo en esto, soy una persona honesta. Yo tengo el cu… limpio. Me llamaron para un trabajo que hice espectacularmente bien y me gané el cariño de la gente. Lo demás, son cuestiones políticas.