Por primera vez encabeza su propio show, Boulevard Tango, un "espectáculo de danza con música de tango’ según define Cecilia Figaredo, en el que continúa desplegando su talento, forjado por años al lado de Julio Bocca, de quien fue primera bailarina en varias obras. Luego de 20 años en el Ballet Argentino, desde 2009 recorre los escenarios de manera independiente; bailó como invitada en varias compañías y el año pasado estuvo en San Juan junto a Hernán Piquín en Freddie.
Retomando la danza después del nacimiento de su primer hijo, Figaredo regresa al Teatro Sarmiento el jueves 12 de septiembre como parte de la programación de Mozarteum (21.30, entradas $100, 150 y 180), con una puesta que revaloriza el tango tradicional, salta al siglo XXI y rinde homenaje a dos grandes como Gardel y Piazzolla.
-¿Por qué será que los bailarines clásicos terminan eligiendo otros géneros?
–Yo creo que porque se extiende un poco más la carrera de esa manera. El clásico es una técnica que es muy difícil, complicada de sostener en el tiempo, con nivel; requiere de un entrenamiento muy fuerte, de estar bien físicamente. Una cosa es a los 25 y otra a los 40, y proyectándose a otras disciplinas uno puede extender más.
-¿Cómo aportó a la danza Julio Bocca?
-Es "el’ referente. La danza fue un antes y un después de Julio. Su curiosidad por mostrar cosas nuevas…fue el primero en aportar un montón de cosas a la danza.
– ¿Y en tu carrera cómo influyó?
–Bocca fue mi gran escuela. Yo entré a trabajar con él muy chiquitita, tenía 16 años. Empece profesionalmente en el Ballet Argentino, entonces estoy como criada a su forma. Yo aprendí al lado de él.
–¿Cómo vez a la danza en la Argentina?.
–Siempre hubo muchos talentos y los sigue habiendo.La Argentina es un semillero de gente muy talentosa, hay bailarines argentinos por todos lados.
-¿Qué opinas de la participación de Piquín en Bailando por un sueño?
-A mí me parece fue una manera de que la gente conociera lo que es un muy buen bailarín clásico. Hernán supo llevarlo bien. No veo por qué pensar , no un bailarín clásico no debe ir.
–¿Vos irías?
-Yo soy un poco más tímida, quizás me costaría pensarme bailando reggaeton, ¿viste? Pero por una cuestión de personalidad. Si en ese momento me parece que me divierte hacer eso lo haría.
-¿Qué te gustaría hacer cuando te retires?
-No es algo que tenga en mi cabeza todo el tiempo. Pero más que nada me veo en la docencia, son las cosas que más me gustan, quiero transmitir lo que me enseñaron a nuevas generaciones. Así me imagino retirada.
–¿Qué tiempo que te das?
-Creo que mientras yo me sienta bien, mientras haga un digno papel, voy a estar en el escenario. El día que sienta que a mi físico le cuesta mucho, o que me veo ridícula, diré, ya es hora de dar un paso al costado.

