Fito Páez celebra hoy sus 50 años de edad, tiempo que sintetiza como "una vida en la búsqueda del amor "como una fuerza bienhechora y, también, de la identificación de la pasión como una fuerza no tan bienhechora, compleja y muy atractiva’, y del que -asegura- "no hay balance ni a palos, ni tampoco hago reflexiones sobre el paso del tiempo’. Instalado en su departamento del barrio porteño de Recoleta, apenas accede a un repaso donde destaca que "siempre tuve la vida que quise, nunca le pedí permiso a nadie’.

"Primero hay que satisfacer tu vanidad y tu satisfacción propia de esa etapa de la juventud en la que las testosteronas están muy revueltas y exigiendo, y donde hay mucho ego-trip y está bien que eso pase, pero después aparecen las otras personas y luego intereses más ligados a situaciones sociales y comunitarias y no solamente importa tu viaje sino el viaje de los demás’, resume evitando sonar didáctico.

Puesto a reflexionar sobre algunos axiomas rockeros acerca de "vivir rápido y morir joven’, el rosarino arriesga entre risas que "lo de vivir rápido se supone que puedo seguir haciéndolo’ y enseguida propone "andar a una velocidad crucero porque los espíritus salvajes se queman rápido y yo creo que ese es un aspecto que hay que tratar de mantener’.

En ese camino vital y artístico, Páez señala que "me siento un tipo que me he permitido todo, me he salido de lugar un montón de veces y he regresado también y, entonces, cada vez la conflictividad es menor porque ya no me asusto de lo que hago. Es algo que vengo haciendo desde que soy chico. Y animarme a hacer cosas es una especie de materia esencial’.

Metido de lleno en el hacer que lo rige, el autor de los filmes Vidas privadas y ¿De quién es el portaligas? espía el futuro inmediato surcado por tres placas y comenta "yo no hago músicas para los discos, todos los días voy cocinando algo’.

Aunque su profusa labor artística tiene el eje puesto en la música -pero ya llegó dos veces al cine y este año se probará en la literatura- Fito asevera que "también me dejo los silencios que son muy importantes’. Al respecto apunta que "los primeros silencios te meten un poco de miedo pero eso no existe, les digo a los pibes que están empezando que eso nunca se acaba, no existe la crisis de la página en blanco. Lo peor que te puede pasar es sentarte en una plaza a escribir lo que te rodea. Lo fundamental es que no escribas para la historia, escribí para vos’.

A distancia de toda posible reseña biográfica, insiste con que "yo no me escucho una vez que hago un disco porque no me da ganas, para mí ya está. Hubo un momento en el que comprendí algo y me dije "si no te gustó hacé otro", y me parece que si en ese momento fuiste eso, amate". (Télam, por Sergio Arboleya)