Su fenomenal voz de Bambi construyó un exitosa carrera musical. Una década "altamente positiva" de giras, amigable soledad y asedio femenino. También de metamorfosis. Vistió su folklore de edulcorante pop, renovó su cándida imagen y empezó terapia. Es amante del té con miel, del fútbol -su frustrado alter ego- y de la vida sana. Se confiesa tímido pero se animó hablar de fantasías sexuales. Antes de su recital en el Club Sportivo Los Berros -el próximo sábado, donde presentará su flamante disco 10 años Junto a Vos, en la Fiesta de la Minería-, charló en tono casi íntimo con DIARIO DE CUYO.

– Es recurrente el fútbol en tus entrevistas. ¿Es tu carrera frustrada?

– (risas) Totalmente. Soy muy deportista y practico mucho fútbol. Me gusta también correr y jugar al tenis, pero el fútbol es mi gran terapia.

– También te descargas con terapia profesional. ¿En qué te ayudo?

– En conocerme a mí mismo un poco más. Acompaña mi crecimiento y es un método más para encontrarle la vuelta a situaciones que a veces a uno lo traban.

– Mutaste de prístino a galancete pop. ¿Explosión hormonal o coquetería?

– Creo que es crecer. Y para mí cantar es un gran acontecimiento y me gusta vestir elegante para mi público; pero no me considero coqueto para nada.

– Te perfilas a baladista. ¿Renovaste tus necesidades?

– Amo el folclore pero no me gusta encasillarme. ¿Por qué no hacer un disco pop? Soy joven y me encantan los desafíos.

– No se descarta un Luciano rocker…

– ¿Por qué no? Me parece que rotularme en un mundo donde la música es tan amplia sería muy aburrido.

– ¿La ansiedad te lleva a vivir el momento o futurizás?

– Trato de vivir el día a día. Quizás eso tenga que ver con la terapia. Aprendí a disfrutar del momento. A veces, las cosas suceden tan rápido que no te queda tiempo para disfrutarlas.

– La balada necesita de nostalgia. ¿Sos melancólico?

– Depende. Me agarra melancolía cuando estoy solo en los hoteles y aprovecho para componer. Es una forma de canalizarla y está bueno ese momento para encontrarte con vos mismo.

– El agite de la fama te llegó de muy chico. ¿Quemaste etapas?

– No. Hay que ceder ciertas cosas para lograr otras. Aunque el ser humano es inconformista y quiere lo que no tiene (risas). Creo que dieron sus frutos aquellos momentos donde me hubiese gustado estar con mi familia o mis amigos y no pude. Cuando subo al escenario me siento tan feliz que me olvido de todo lo que falta.

– Hablando de gozos ¿Disfrutás más del té con miel o de una cerveza helada?

– (risas) Hay momentos para todo. Está el disfrute para la cerveza con amigos y está para el agua mineral, para el deporte y el té con miel antes de los conciertos.

– Todo muy light ¿Cuál fue tu noche más descontrolada?

– Y… la típica borrachera de post adolescencia. Pero soy bastante torpe para eso. Me tomé un par de cervezas de más y me quedé dormido. No sirvo para emborracharme. Prefiero el exceso de deporte y de música.

– Tenés fama de seductor ¿Cómo conquistas a una mujer?

– Soy muy tímido, pero si me gusta mucho una mujer, tomo coraje y nadie me para.

– ¿Tradicional o aventurero en la intimidad? ¿Incluirías a un tercero?

– Hasta ahora no se dio la posibilidad (risas). No descarto esa fantasía, pero teniendo una mujer al lado, basta y sobra.

– ¿Cómo te manejas con la prensa del corazón?

– Me cuido. En este trabajo hay una parte donde la gente quiere conocerte pero hay cosas que la gente no tiene por qué saber de mí. Cuando estoy saliendo con alguien trato de cuidarme de la exposición. No me gusta ocultar, pero tampoco mezclar los tantos.

– Se habló de un romance tuyo con Alejandro Fantino. ¿Te duele ese tipo de rumores?

– Lo tomo con una sonrisa porque sé quien soy y qué hago. Sé hasta que punto tomarme en serio las cosas y también tomarlo de quien viene. Soy amigo de Fantino y nos causó gracia. No me preocupan las tonteras que puedan llegar a inventar.

– En su momento te rivalizaron con Abel Pintos. ¿Otro chisme malicioso?

– (risas) Con Abel nos llevamos increíble. Somos como amigos que nos juntamos a jugar a la música. La gente rivaliza y nosotros ni nos enteramos. La prensa gasta papel en cosas que no valen la pena.

– Volviendo al fútbol ¿Valió la pena que el gobierno destine millones al fútbol gratis?

– No. Hay mucha gente que se está muriendo de hambre y por mirar fútbol gratis no se les llena la panza.