Hace casi dos décadas consecutivas que viene a cantar al país, dos veces por año. Y en ese largo romance, varias veces llegó a San Juan, donde -como en otros escenarios- siempre la espera un público fiel que colma salas y la mima con sus aplausos. Ese es justamente uno de los motivos por los cuales Carmen Flores decidió no decir más adiós, aunque sabe que algún día llegará el momento. Con la energía, la capacidad y las ganas intactas, eligió no guardarse en su casa de Valencia, descolgar el cartelito "gira de despedida’ con el que vuelve desde hace algunos años y seguir cantándole a la vida… aunque tenga que hacer de tripas corazón cada vez que la aguarda un avión, un medio con el que nunca terminó de amigarse.
"Es muy difícil despedirse’, reconocerá con su marcadísimo acento la hermana de la gran Lola, a quien siempre recuerda con profundo amor. "Cuando lo dije era porque verdaderamente pensé que me despedía, no con ánimos de lucrar ni nada de eso. Era definitivo, realmente, porque pensé que ya eran muchos años de artista… Pero después me quedo en mi casa ¿y? Estoy físicamente bien, la voz la tengo bien, tengo fuerza… ¿para qué me iba a quedar en casa? me aburro, porque el arte es mi vida. Lo que no voy a consentir nunca es hacer el ridículo, que la gente diga qué suerte que se retira, porque está muy mayor; eso no pasará, porque la primera que sabe cuándo se tiene que ir soy yo. Cuando yo no tenga esa fuerza en el escenario ni me pueda poner mis tacones, ahí sí que me quedo en mi casa, pero sin decir adiós, con mi familia y con los años me quiera dar Dios. Pero mientras la gente me quiera y me aplauda, ahí estaré’, expresa de corrido Carmen, que con ese manifiesto en mano cantará en la provincia el sábado próximo.
"Todo este país es un gran cariño que me tiene. Son todos amables, cariñosos, emotivos, expresivos. Destaco que me quieran porque sería absurdo venir tantos años si no fuera así’, subraya en charla con DIARIO DE CUYO la cantaora que debutó cuando tenía 14 y que esta vez trae a su nieto José, hasta ahora el único artista de su descendencia.
"Es el hijo de mi hija mayor, Maricarmen. Tiene 34 años y es un cantautor excelente, hace melódico, muy distinto a mí; así que será una novedad cantar juntos, además de que es muy emotivo para los dos, porque cantar con una abuela en el escenario es muy difícil’, comenta orgullosa. "Él no podía venir solo porque aquí no lo conocían, así que yo le abro las puertas para que pueda seguir solo. Es el mayor de los nietos, lo he criado de chiquitín. Todo es de su autoría, compone para otros artistas, para películas, tiene un disco muy bonito, Rinconcito; y una voz muy romántica, muy melódica, afinada’, se explaya la mujer fuerte que supo equilibrar una carrera exitosa con una familia numerosa -cuatro hijos que crió prácticamente sola (se separó cuando el mayor tenía 10 años), quienes le dieron 11 nietos ("todos nacieron cuando yo estaba en Argentina’, dirá con una sonrisa) y 3 bisnietos; que sigue tan fanática del fútbol como en su juventud (aunque ahora es fana de Lio Messi) y que echando la vista atrás, asegura que no se arrepiente de nada.
"Me veo bien, veo que los años pasan y estoy con la misma energía. Tengo mi conciencia muy tranquila porque no le he hecho daño a nadie, no envidié a nadie, ni a mi hermana que ha sido la más grande, por el contrario. He criado a mis hijos y ellos me lo han reconocido’, repasa a sus 77 años. Y concluye "He tenido muchas rosas en mi vida, pero muchas espinas también… la muerte de mis padres, de mi hermana, tan dolorosa. Mi madre con 88 años, mi padre 80, pero mi hermana con 72 y sufrió muchísimo y eso lo he vivido yo con ella. Fue muy difícil, estuve un año casi para retirarme, no quería saber nada de nada, pero volví a empezar. Si crees en Dios hay que conformarse, y cuando algo no tiene arreglo, pues sigamos adelante’.

