Considerado "el padre" de la actividad coral sanjuanina y reconocido a nivel internacional, Juan Argentino Petracchini se dedicó al canto coral con pasión. Creó la Agrupación Coral Sanjuanina, el Coro Universitario, el Pre Universitario, el Vocacional y el Gaudemus. Fue profesor fundador del Instituto Superior de Arte (ISA) y primer director de la Escuela de Música; creador del Centro de Creación Artística Coral y fundador de la Asociación Maestros de Música. Compartió su vocación con entusiasmo y le dio al rubro local un vuelo hasta entonces inédito. Por eso es que ayer, cuando se conoció la noticia de su fallecimiento -a los 83 años y en su casa, donde sufrió una descompensación-, el dolor caló profundo en todos los que lo conocieron. Es que Petracchini, además de ser un profesional respetado, era un ser querido.
Primer varón de un matrimonio de italianos -de padre y abuelo músicos- nació en Salta el 29 de diciembre de 1929, y en honor a esta tierra le pusieron Argentino. Estudió con grandes maestros, se recibió en Córdoba de Profesor de Música especializado en piano y órgano, y en 1953 llegó en tren a este San Juan que hizo -y lo hizo- suyo. "El padre Garbini me había ofrecido trabajar en el Colegio Don Bosco con un sueldo, alojamiento y comida. Y yo, con 23 años, ¡no iba a perder esa oportunidad!", contó hace algunos años a DIARIO DE CUYO.
Después fue convocado por el Colegio Nacional (aunque duró 6 meses porque no aceptó afiliarse al justicialismo) y por la Escuela San Martín; y en 1954 creó una de sus obras cumbres: la Agrupación Coral, "el primer coro que hizo recitales y conciertos públicos y que funcionó durante 13 años"; germen del Coro Universitario que fundó en 1967 y que dirigió por más de 30 años, su otro gran aporte.
Elenco vocacional formado por alumnos de la entonces flamante Escuela de Música y de la Agrupación -nació bajo la órbita de la Universidad provincial Sarmiento y luego pasó a la UNSJ- fue el coro con el que consiguió mayor notoriedad, con el que viajó por América y Europa, y con el que protagonizó un hecho histórico: representar a Sud y Centro América (junto a otro de Sao Paulo) en el Tercer festival internacional de coros universitarios, en el Lincoln Center, en 1972. Fueron justamente los 40 años de ese hito los que se celebraron el mes pasado; la última aparición pública de "Papá Petracchini", rodeado de afectos.
En el 2000, el Maestro -precursor de los conciertos navideños y cuyo nombre lleva el salón cultural de Radio Nacional- decidió dejar la batuta. Quería más tiempo libre, "para dedicarme a escuchar centenares de grabaciones de las mejores orquestas y coros del mundo que coleccioné y que jamás oí", contaba a este medio. Sencillo, no quería despedidas ruidosas, pero esta vez no siguieron sus indicaciones. El 14 de abril, emocionado pero fuerte como un roble, se paró en la platea del Auditorio Juan Victoria y caminó hasta ese escenario que conocía de memoria, coronado de aplausos. Luego de escuchar válidos halagos, fue su turno de hablar. "Lo importante es la obra", dijo, y volvió a su asiento para dar paso a La Creación, el sinfónico-coral de Haydn, con el Coro Universitario que preparó especialmente durante dos meses y que esa vez disfrutó desde su butaca, en una noche colmada de emociones para este grande que reconoció que su materia pendiente fue El rey David, de Honnegger; pero que siempre agradeció el mejor premio que "Dios me ha regalado": una vida "para hacer todo lo que hice".

