La próxima semana vendrá a San Juan por primera vez la Orquesta Típica "La Juan D’arienzo", la agrupación ideada para entregar de vuelta al público el ritmo del "Rey del Compás". Bajo esa premisa, el selecto conjunto de jóvenes milongueros, dan un golpe de frescura al tango contemporáneo. Lleva como integrantes a Pablo Valle en piano y Emilio Longo en contrabajo; Pablo Ginzburg, Sebastián Frassón, Octavio Bianchi y Emilio Pagano en los violines; y en la fila de bandoneones Ricardo Badaracco, Adolfo Trepiana y Nicolás Tognola. Todos juntos, son dirigidos por Facundo Lázzari, nieto del recordado Carlos Lázzari, arreglador y primer fuelle de la legendaria Orquesta de Juan D’arienzo desde 1950. Además, cuenta con la colaboración de tres destacadas voces del ruedo, Fernando Rodas, Alberto Medina y Alberto Bianco.

DIARIO DE CUYO dialogó con Lázzari previamente para conocer más acerca de esta sangre nueva de la música ciudadana.

– ¿Por qué eligieron una provincia que tiene más tradición folklórica que tanguera?

– Llegamos con el contacto de Hugo Di Bernardo. Son muchas las provincias que se dedican más al folklore que al tango. Pero desde ya, la juventud impulsó el despertar del tango en los últimos diez años, tanto en la ciudad como en provincia de Buenos Aires y en todo el país. Y tocar en San Juan, será un efecto dominó de todo eso.

– ¿Hay más jóvenes que se animen a tocar bandoneón?

– Sí, se nota que en la historia de este instrumento hubo un bache muy grande, porque en una etapa, la juventud prefirió escuchar otra cosa. La tendencia de las últimas décadas era la guitarra eléctrica. El bandoneón quedó olvidado. Hoy tenemos la posibilidad de volver a contar con orquestas típicas, con estilos clásicos bailables y populares que suenan impresionante y nos llena de orgullo compartir esto que nos apasiona.

– ¿Cómo es el formato en el que se presenta la orquesta?

– Nosotros hacemos la tradicional forma de la milonga, donde la gente va a bailar. Estamos destinados para mover los pies de los bailarines, el día que reneguemos de eso, volveremos a tener otro bache en el género. Hacemos valses, milongas, tangos cantados e instrumentales, dentro del enorme repertorio de mil piezas registradas de D’arienzo, como "La Cumparsita" y otras que nos gustan como el "Gallo Ciego" de Pugliese.

– ¿Qué concepto tenés sobre la figura de tu abuelo?

– Mi abuelo Carlos Lázzari fue el primer bandoneonista de la orquesta de Juan en 1950 y continuó después con el cuarteto y los solistas hasta el 2009. Tenemos un hermoso legado que llevar adelante y con mucho honor. Toda la fila de bandoneonistas aprendió del maestro, así hay una energía tal en nosotros que nos permitimos armar esto que somos hoy.

– ¿Qué significó para vos D’arienzo en ese legado que ahora portás?

– Hizo un quiebre en la historia del tango en la década del 30, tras el fallecimiento de Gardel. El centro de atención deja de ser el cantor y pasa a ser la orquesta. Objetivamente es una de las cinco figuras más importantes del género, quien más discos vendió con "La Cumparsita", unas 15 millones de copias. Es un ejemplo de todos los sentidos. Mi abuelo me contaba que era un visionario y un showman en el escenario. Nunca fallaba con una idea. Ha disuelto y rearmado conjuntos y en todos los casos siempre hizo un éxito. Hasta tenía hinchada propia. D’arienzo se metió en la sangres de las personas.

– ¿Qué situación existe en torno al cierre de las milongas de Buenos Aires?

– No creo que sea sólo el tango el perjudicado. En Buenos Aires cierran muchos centros culturales y milongas tradicionales que ofrecen una oferta muy variada. Como el Konex, que lo cerraron hace poco. No estoy muy metido en esta discusión sobre la clausura de tantos espacios. Tal vez radique todo por la falta de matafuegos (se reía con ironía). Es evidente que hay una persecuta al desarrollo de la cultura autogestionada. Se tiende siempre a monopolizar la cultura para absorberla y mostrarla de la manera que más convenga políticamente. Tal vez lo nuestra no sea algo "subversivo". Nos dedicamos con autogestión, a pulmón, con garra y sudor. Como lo hacen todas las orquestas porteñas. Nadie nos financia, en ningún disco sale la imagen de una Coca Cola. Entiendo que se persigue esta forma de trabajar. Por eso clausuran a las milongas. Que no haya orquestas típicas bailables en el Festival Tango BA de este año, es llamativo. Podrán cortarnos las alas, pero no marchitarán a la primavera.