Oscar Esperanza Palavecino, más conocido como "El Chaqueño", transita por varios escenarios del país a lo largo de todo el año. Festivales, peñas y recitales llega a todos los rincones. Pero en las últimas oportunidades, su presencia en San Juan se hizo notablemente constante. Ya sea para la Fiesta del Sol, la Fiesta de la Tradición, o para la Cabalgata a la Difunta Correa, el cantante folklórico dio todo su talento en cada recital. Ahora, le tocará mañana actuar en la Fiesta de la Uva y el Vino en Caucete. DIARIO DE CUYO hizo un sondeo de opinión sobre la preferencia y el gusto del público sanjuanino respecto a la performance del artista cada vez que estuvo. En los resultados prevaleció su manera de cantar (49.2%), su carisma (30.4%) y su repertorio (20.4%). Ante este panorama, Palavecino respondió complacido y dijo que está ‘agradecido por todo el cariño del público’.

– Con tantas salidas, San Juan es parte infaltable en su agenda.

– Ando bastante no paro nunca. La gente me aceptó como cantor nacional, todo lo que hice, grabe y canté, todo es gracias al público que me dio este privilegio. Donde esté, siempre recibiré todo de ellos.

– En un sondeo hecho por el diario, los sanjuaninos lo prefieren por su manera de cantar, por su carisma y su repertorio. ¿Qué le parece?

– Son tres aspectos de mi carrera que están bien balanceados. Creo que es por una conjugación de eso. De todas formas, le agradezco a los sanjuaninos esas opiniones porque ellos son los causantes de que esté en su provincia tantas veces. Dios me da ese fuego sagrado para volcárselo a ellos. Porque quiero que se vayan contentos después de un recital, que disfruten de una fiesta, que no se cansen. A veces los horarios para actuar son difíciles. Sin embargo, en cada subida al escenario busco responder a la gente que paga una entrada y que se sienta alegre por mi canto. A donde voy llevo mi contagio musical para que todos se muevan y la pasen muy bien.

– Cuando invita a espectadores a que canten y bailen con usted, ¿ellos se sienten parte la fiesta?

– Son chispazos que me salen durante un show, la gente se siente conforme, lo vive y eso sale, no hay libreto, por más que sepa las cosas que tenga que hacer en el show, trato de compartir mi alegría con todos.

– ¿Es un problema que en sus recitales se extiendan hasta la madrugada?

– Yo respeto mucho la gente que viene con sus chicos, hay personas de avanzada edad, y a veces protestan por lo tarde que se actúa y lo hacen con razón, no quieren esperar tanto. Pero los festivales se organizan así y por más que pida más temprano, no lo puedo resolver. Trato de que no sean tan largos los recitales. Antes pasaba que me sacaba mucho el stress (risas) pero ahora no hacemos más de una hora y 45 minutos, pero sucede que tengo tantas canciones que hacerlo cortito es todo un tema. (Risas)

– ¿Cómo ve la continuidad del folklore en los jóvenes músicos?

– La argentinidad está en el pueblo todavía. Viajo a muchos rincones y te puedo decir que el tango o el chamamé como tantos ritmos regionales, está presente. Pero detecto que se está perdiendo la práctica de seguir de la tradición de los grandes poetas y bohemios que tenemos en cada provincia. En algunos lados quedan letristas y cantautores, pero el problema está en que los nuevos músicos no mantienen una meta o una línea definida.

– ¿Pasa más por una academia que los forme?

– Uno se va formando solo con guitarreadas, noches y conocimientos. Es indispensable recibir la sabiduría de nuestros mayores.

– ¿La música cuyana se mantiene intacta?

– Muchos reclaman que la tonada cuyana no tiene reconocimiento nacional. Pero no hay que desesperarse por eso, porque la esencia está, Cuyo no tiene ese problema de las influencias de afuera. Conozco mucho lo que hacen los Inti Huama, saben perfectamente lo que hacen y lo hacen bien. Se mantienen aunque les cuesta mucho. Entonces, las nuevas generaciones deben juntarse con gente como ellos, son la mejor escuela. En San Juan también hay muchos, pero tienen que luchar mucho y necesitan trabajar ya que no pueden vivir de la música.

– En su caso ¿pasó por lo mismo?

– La cosa pasa por agarrar como uno lo sienta. Yo empecé como un canto de noche, de asados, de juntadas. Después pasé por las peñas, festivales y teatros. Y tuve la suerte de haber vendido muchos discos, eso que la música de la propia región es difícil de meterla al mercado. Ojalá que no se pierda lo nuestro. No sé lo que pasará en diez años más, porque hay muchas influencias de afuera. Mientras sea buena la música no hay problema, pero cuando vamos afuera, allá lo primero es de ellos y después lo de los demás. Pero aquí se hace todo al revés.

– Es la eterna discusión por la identidad.

– Y claro, mirá vos, Argentina está en todo, ahora que tenemos un papa argentino, yo estoy orgulloso. Ojalá que la tonada se vuelva famosa algún día y que llegue a todos lados para que alguna vez reconozca aquí. Todo lo que es argentino es muy bueno, lástima que no lo valoramos mucho. Hay que defender lo nuestro. Mirá yo soy descendiente de españoles y muchas veces me dio ganas de irme a vivir a España. Pero finalmente decido por quedarme aquí, porque al final soy argentino, la sangre tira y eso no podrá cambiarse.