Dueña de una voz inconfundible, Amaia Montero gira por Latinoamérica con su tercer disco como solista, "Si Dios quiere yo también" que lanzó luego de una pausa de tres años, tras la muerte de su padre. Cálida y amable, así se escucha la cantante en el contacto con DIARIO DE CUYO, antes de presentarse por primera vez en San Juan, con dos funciones en Renatto porque agotó localidades la primera (ver aparte).

La donostiarra, que confiesa que no conoce "nada" de la provincia y se mostró abierta a conocer al público sanjuanino, no reniega de sus orígenes como vocalista de La Oreja de Van Gogh, donde permaneció 11 años hasta que decidió abandonar el grupo en 2007.

Amante del fútbol (hincha del Barcelona y reconoce que Lionel Messi fue "adoptado" por España), Amaia admite que quiere formar una familia. "Hijos voy a tener, no sé si encontraré pareja; si no, los tendré sola", dice quien afirma que "el amor tiene muchas caras". Mientras espera al "valiente" que puede conquistarla, disfruta de un exitoso presente laboral.

-Latinoamérica te recibe con conciertos agotados. ¿Cómo lo vivís?

-Muy emocionada, en Chile las cosas han ido muy bien, el público ha sido espectacular, llevaba mucho tiempo sin venir (a Latinoamérica), también siendo conciente que me esperaban aquí. Cada concierto es como decir "por fin llegó el momento, valió la pena la espera"; todo este tiempo se compensa con el cariño y el calor que me están dando.

Es tu primera vez en San Juan…

Y sí, es la primera vez, pero la cosa debe venir bien porque vamos a estar dos veces, mi primera vez pero dos veces. No conozco nada de San Juan, pero ahora lo conoceré, y a su público.


-¿Notás diferencias entre el público latino y el europeo?

-Tengo mucha suerte porque el público que viene a verme siempre es pasional, encendido y también muy respetuoso, pero lo que tiene el público latino es que tienen esa pasión especial; la palabra es pasión, lo cual hace que el concierto tenga momentos de euforia muy grandes.

-¿Estás conforme con tu nuevo disco?

-Sí, este disco que es especial para mí. Es mi tercer paso en solitario, donde yo he sentido ha sido como una autoafirmación conmigo misma. Es maravilloso, es el sonido que quería, las canciones que quería. Necesitaba este tiempo, porque iba a una velocidad muy grande, pasaron cosas, por supuesto la muerte de mi padre, que fue muy fuerte, me dejó muy hundida y necesité parar un poco. Y digo, "qué suerte que lo hice", porque en la vida hay que poder parar, para continuar y poder rehacerla.


-De qué habla Si Dios quiere yo también?

-Habla de una filosofía de vida, de entregarnos a lo que la vida tiene preparado para nosotros. Tiene un plan para cada uno de nosotros; debemos perseguir nuestros objetivos pero sí que es cierto que cuando tienes todo el plan preparado, viene la vida y te lo cambia. Cuando te sabes todas las respuestas, te cambian las preguntas.

-¿Qué sentimiento te provoca que sea así?

-Es que es así. El tema es madurar. Claro que da bronca, pero la filosofía es que te de menos bronca cada vez. Entenderlo y tomarlo en positivo, ciertas cosas, en el día a día nos ocurren muchas cosas. Hay que tomar las cosas como vienen y seguir avanzando.

-¿Cómo ha sido tu evolución artística a lo largo de los discos?

-Importante, en cada disco intento ofrecer cosas nuevas, evolucionar, y desde el primero hay una evolución importante. El primero se grabó en Italia, el segundo en Los Ángeles, y el último en Inglaterra; por los sonidos, digo, son todos diferentes. Todos los discos son una catarsis, cada vez que uno se pone a componer es una catarsis, pero también uno va creciendo, va viendo las cosas de otra manera.

-¿Todas tus canciones son autorreferenciales o te basás en historias que conocés?

-Hay muchas autobiográficas, pero hay otras que son historias, pero fundamentalmente porque me inspiran las emociones que nos conectan a los humanos entre nosotros.

-¿Qué significó para vos La Oreja de Van Gogh?

-Bueno, pues todo. Eramos unos niños y formamos una banda, nos pasó eso en un año. Todo lo que vivimos, toda la historia, todo lo que pasamos… fue incomparable. No sería quien soy ahora si no hubiera vivido esa etapa; sin la Oreja de Van Gogh no existiría Amaia Montero.

-¿Los extrañás?

-Estoy contenta como solista. Es estresante porque todo lo bueno y lo malo pasa por mí. Tengo muy buena relación con ellos (La Oreja), los quiero muchísimo y es mutuo. Porque cuando en la vida te toca algo tan maravilloso como a nosotros, es algo tan único, que ni le pasa a todo el mundo, ni todos los días, son cosas que nunca se olvidan.

-¿Por qué te fuiste entonces?¿Hubo una necesidad de cambiar de rumbo?

-Sí, pero también había otras cosas personales, otro tipo de cuestiones que nunca me ha gustado mucho hablar.

-¿Cómo ves a Leire, la nueva vocalista?

-Bien, lo ha hecho muy bien, no era fácil el papel, ¿no? Pero no por mí: reemplazar a un vocalista de cualquier banda es complicado.