Roberto Carabajal viene de un linaje de músicos de larga trayectoria, herencia que honra junto a Cuti Carabajal, su tío y compañero artístico desde 1989, cuando decidieron dejar el grupo familiar para formar el dúo con el que regresa a San Juan el próximo miércoles18 de febrero al Casino Del Bono. Folclorista de pura cepa, que considera a Cosquín "la medida’ que te permite saber si "llegaste o no’, conversó con DIARIO DE CUYO sobre sus orígenes musicales y analizó el presente de los nuevos músicos.

¿Cómo les fue en Cosquín este año?

-Cosquín estuvo un poquito más ordenado. También como es, a veces, un poco polémico. Hay gente que le gustó y a otra no. En lo artístico nos ha ido bien, estuvimos contentos, fuimos en buen horario, recibimos un aplauso generoso y nos tocó un noche linda. Fue bueno este Cosquin, en el balance final.

-¿Y qué opina de las disputas políticas que se produjeron?

Entramos en un terreno que no es favorable, podemos tener puntos de vista diferentes, pero no es bueno que los eventos populares entren en eso, porque hay muchas divisiones.

Con casi 40 años en ese escenario, emociona siempre distinto?

-Sí, totalmente. En cada presentación artística hay siempre una diferencia, hay algo irrepetible, los escenarios, la gente, se renuevan, se renueva el paisaje y el repertorio. Siempre hay algo diferente.

¿Pesó alguna vez el apellido?

A titulo personal, debo decir que el apellido no me pesa. Me genera una cierta responsabilidad profesional, me genera lo que me dejaron mis padres, honestidad, tener palabra, tener un comportamiento en la vida que el apellido excede. Tener ese apellido, una trayectoria, tener a nuestras espaldas lo que hicieron nuestros mayores, es una responsabilidad, pero no un peso.

-¿Cómo fue cuando se separaron para formar el dúo con Cuti?

-Fue un poquito tirante, explicar a nuestros hermanos que queríamos hacer otra cosa musicalmente. Pero después con el apso del tiempo y los años entendieron, la familia logró un numero artístico más, porque Peteco también salió solista, después se fueron ramificando las ideas. Como tallando formas de la neuca expresión del canto popular de Santiago del estero. A nosotros nos ha ido bien. Sigue Los Carabajal, Peteco, Roxana, Graciela…

-¿Cuáles fueron los principales cambios?

Fuimos los primeros en enchufar las guitarras, no por bichos raros, o hacernos los rockeros, sino para que escuchara mejor. Antes te plantabas delante de un micrófono y no te podías mover de ahí porque no agarraba el sonido de la guitarra. Cambiamos la vestimenta, por ropa común de calle, a lo mejor una camisa un poco más especial, pero nada mas. Después el reperotori y la incorporación de instrumentos, bombo tradicional con un platillo, el pianoà hicimos un caminito importante.

-¿Sintieron en algún momento la necesidad de reinventarse , de hacer nuevos ajustes?

-El ajuste está año a año, siempre digo a ver, demos una vueltita de tuerca. En las ideas, en el repertorio, en cómo presentar un trabajo discográfico en un teatro. Eso te va potenciando, es un buen alimento espiritual, te sentís con ganas de seguir creciendo.

Además está la gente que nos siguió hace 30 años, hoy lleva a sus hijos. Es un halago.

-¿Cómo ve a la nueva generación de músicos folclóricos?

-Hay mucho potencial. Escucho a algunos decir, no, eso no es folclore. Bueno, puede haber opiniones diferentes, pero por ahí veo que hay que orientar a los jóvenes, decirles cómo es el tema del folclore. Nosotros tenemos una raíz, un apellido, tenemos de donde agarrarnos. Los chicos por ahí se desbordan, en los intrumental, en las ideas, en como cantar una chacarera y no sea bailable. Nosotros a pesar de las cosas que incorporamos se podía bailar una chacarera, mantiene la estructura. Hoy a lo mejor los chicos hacen aire de chacarera.

-¿Y eso es nuevo folclore o es otra cosa?

-No, no es nuevo folclore, es una nueva música. El folclore en mi concepto es otra cosa.