Bandoneonista con todas las letras, el maestro Néstor Marconi pisará suelo sanjuanino como protagonista del Trío Moda Tango, acompañado de Oscar Giunta y Rafael Gíntoli. Será mañana, en el marco de la temporada 2013 de Mozarteum Argentino filial San Juan (ver aparte) con el conjunto que lleva el nombre de una de sus creaciones.

Con apenas 11 años, se inició en la música estudiando piano y composición. Sin embargo, fue cuando su padre le regaló su primer "fueye" (así se denomina al bandoneón en el ambiente tanguero) que descubrió la verdadera vocación. Hoy, a los 72, el santafecino es ícono del tango y del bandoneón como director, arreglador y docente, tras integrar el sexteto de Enrique Francini, las orquestas de Héctor Stamponi, Atilio Stampone y Armando Pontier, y tocar junto a Roberto Goyeneche, Astor Piazzolla y Rubén Juárez, entre otros; también fue compañero del pianista sanjuanino Orlando Trípodi. Sobre él, los tiempos dorados de la música ciudadana y la falta de espacios para que la nueva generación despunte el vicio; son algunos de los temas a los que aludió en DIARIO DE CUYO.

– Como referente de los músicos que surgieron en los "70 ¿Qué condimentos tuvo esa década para los bandoneonistas?

– Arrancamos con una nueva forma de tocar, pero hubo un tiempo muerto, en el que el bandoneón era una cosa baja, era la época del Club del Clan y todo eso. El detonante fue Piazzolla, quien movilizó toda una manera de expresar, tocar y escribir el tango, pero también estaba Rodolfo Mederos, Leopoldo Federico y tantos otros. Hasta tiempo antes, el bandoneón había sido parte de la orquesta, pero empezaron a salir grupos donde el bandoneonista tenía que tener una capacidad mayor, una destacada participación…

– ¿Por inquietud o talento de sus instrumentistas?

– Va aunado todo, se trataba de hacer un tango distinto, de vanguardia, donde no todos tenían que ser Piazzolla, no todos tenían que ser Rovira. Esto requería que el instrumentista hubiera estudiado y escuchado otras músicas. Hubo épocas en que los músicos escuchaban lo que tocaban y nada más. Hubo un tiempo en que Troglio, Pugliese u Horacio Salgán eran patrimonio de su orquesta y nada más. De esos años en adelante, el músico empezó a formar su propio grupo, sus propios arreglos; a buscar diferentes posibilidades armónicas, melódicas y rítmicas…

– ¿Cómo es el panorama actual?

– Hay muchos bandoneonistas, no hay posibilidades. Ya no hay casas de prestigio como en los "70, donde se podía mostrar un conjunto rodeado de grandes talentos, eso hacía que uno se jugara más y estudiara más. Algunas de esas casas quedaron, pero se convirtieron en shows for export y en bailarines…, en mi experiencia con orquestas escuelas y haciendo audiciones veo chicos de 18, 21 o 25 años que tocan maravillosamente pero ¿dónde van a tocar? ¿dónde muestran lo suyo?…

– San Juan tiene dos jóvenes bandoneonistas triunfando fuera del país: Juan Pablo Jofré en Estados Unidos como solista y Martín Ferres en Bajofondo. ¿Los conoce?

– No me suena…

– Un sanjuanino con el que trabajó fue Orlando Trípodi…

– Trabajamos mucho. Grabé Japón 91, un material con los temas que hicimos en una gira con Tanguísimos. Me acuerdo que vivía en pleno Congreso, cuando era director musical en el entonces ATC, también lo tuve Como pianista. Fue una gran persona, un gran músico…

– ¿Se extrañan aquellos tiempos?

– La verdad que sí, linda época…, pero esta también sería linda si hubiesen más posibilidades.

– ¿Decir bandoneón es decir tango?

– Tango se puede tocar con cualquier tipo de instrumento o formación. El carácter o la forma de decirlo, con este tipo de instrumentos, ¡es muy difícil de empatar siquiera…!

– ¿Cómo ve al género fusionado con otros ritmos?

– Depende. Es cuestión de gustos, hay fusiones que no me gustan. Un grupo que ponga un bandoneón para que en algún momento toque una frase, no quiere decir que sea tango fusión; es un color, un sabor, como poner un saxo, un violín o una trompeta. Cuando se hace música fusión y uno quiere que suene, en este caso, como tango; pasa por la rítmica y la expresión que se le da…

– ¿Qué consejos le daría a los jóvenes?

– Cuando ellos me dicen que en mis tiempos podíamos hacernos un lugar, yo les digo: "Y bueno…ustedes tienen 18 o 19 años, saben tocar dos tangos ¡y se van a Japón!\’. ¡Nosotros no salíamos de la General Paz! (risas). Antes ¿Quién soñaba tocar con una sinfónica? A mí, se me dio más seguido tocar con las orquestas sinfónicas de todo el mundo, que con el grupo mío.

– ¿Cuál es su deuda pendiente?

– Mi única deuda es progresar hasta el último aliento, que es la deuda que cada músico debe tener. No hay que decir ya estuve con todos los músicos, hice tantos discos y no me caliento más, uno siempre tiene que pensar que está en deuda…

– Hablando de discos ¿Está trabajando en algún próximo proyecto?

– Sí. Medio había bajado los brazos, no porque ya no fuera negocio, sino porque las compañías grabadoras no se hacen cargo de nada y hay que hacerlo a pulmón, porque tengo temas nuevos, temas que no grabé y porque me gusta tener un hijo más….

– ¿En la provincia va a presentar algún adelanto?

– Sí. La última curda, con un solo de bandoneón, un tributo a Troglio que forma parte de un homenaje también a Leopoldo Federico y Raúl Garello.