Sereno, reflexivo, sensible… así como suena en sus canciones, fluye también en la charla con DIARIO DE CUYO Abel Pintos, quien regresa a San Juan la próxima semana (el domingo 21 a las 22, en Hugo, entradas $200 y 170 en Farmacia Echegaray) para celebrar con sus seguidores locales 15 años de carrera desde que pisó por primera vez un estudio de grabación. Carrera que repasa en su disco Sueño dorado y que -si de muestra sobra un botón- este año lo hizo merecedor de un platino y de seis teatro Opera vendidos un mes antes de sus presentaciones (cosa que ocurrió en septiembre pasado en Buenos Aires).
"Hace 15 años que grabo discos, pero un año antes ya comencé en los escenarios. Es la carrera que elegí, que me gusta y no necesito otra cosa para sentir que estoy disfrutando del tiempo", expresó el cantante nacido en 1984 en Bahía Blanca, que a los 9 ya tenía en claro por dónde iba a transitar su futuro.
– ¿Qué imagen conservás de tus comienzos?
– En algunos sentidos me veo muy distinto de otros chicos, por las experiencias que fui viviendo. Ahora he crecido, estoy muy curtido en algunas cosas, pero en un punto sigo muy conectado con ese niño porque siento la misma curiosidad y amor respecto a la música. En Sueño dorado digo algo de eso, me siento con el aplomo del que ya ha vivido muchas cosas y a la vez con la inquietud del que recién empieza y adolece de muchos conocimientos, y eso es una armonía muy interesante…
– Que además incluye el visto bueno del público…
– El público siempre me respondió muy bien, los que fueron creciendo son los parámetros comerciales. Con el paso del tiempo empecé a ser más convocante y se fue dando a medida que yo iba pudiendo enfrentar a un público más grande…
– Para algunos artistas, "comercial" es una mala palabra…
– Para mí siempre fue muy natural. A mí hoy me va muy bien comercialmente y a la vez el 100% de lo que hago es lo que quiero hacer. Jamás tuve que hacer algo impuesto para alcanzar un objetivo. Además, la música es parte de un comercio. El que no piense eso, debería hacer conciertos gratis y regalar discos. Desde el momento que cobrás una entrada o vendés un disco, estás dentro de un comercio. Después, si vos hacés algo que no querés por lograr un objetivo, es otra cosa. Si alguien no mereciera el título de gran artista por estar en un alto nivel comercial, entonces no existirían Roger Waters, Madonna, Sting ni Atahualpa Yupanqui…
– ¿Te ves a los 50?
– Sí, aunque no suelo proyectar tanto porque he comprobado que la vida siempre tiene mucho más para ofrecer de lo que uno es capaz de imaginar. Lo que sí me gustaría es haber hecho lo que tuve ganas de hacer, haber podido crecer y seguir teniendo ganas de aprender. Creo que esa es la clave para no envejecer. Me veo un tipo más curtido, pero con ganas de seguir aprendiendo cosas y reflejándolas… Uno va cambiando, el público también, todos vamos transitando etapas….
– Entonces tus discos son una suerte de autobiografía…
– Sin dudas, los discos conceptualmente hablan de etapas y el ejemplo más claro es Cosas del corazón, el tercero, el más ecléctico. Lo grabé a los 17 años, cuando -como decía Luca- no sabía lo que quería pero lo quería ya (risas). Y Sueño… es un disco de balance, de repaso…
– ¿Y el que viene, de qué habla?
– La semana que viene empiezo a trabajar el próximo disco de estudio. Tengo alguna idea que tiene que ver con cosas que nos preocupan y ocupan, a toda la humanidad; pero en realidad no está madurado aún.
– ¿Te pasa escuchar los primeros discos y arrepentirte?
– A veces el primer impulso es pensar que se podría haber hecho de una manera distinta; pero también analizo mucho las cosas y entiendo que se hizo lo mejor que se podía hacer. La música es compromiso, deseo y disfrute, de eso se trata amar lo que hacés y hacer lo que amás.
– ¿Cuándo dijiste "amo esto, soy artista’?
– Constantemente, pero si fue claro el click cuando dije "yo quiero ser cantante". Fue a los 9 años, había terminado de escuchar un disco de Mercedes Sosa, mi gran referente, y estaba llorando de emoción, aún sin entender lo que las letras hablaban. Entonces le dije a mis padres que quería dedicarme a eso, que si escuchar a una persona cantar me hacía tan feliz, yo quería dar eso también.
– No es común que un chico de 9 se emocione con Mercedes Sosa…
– Puede tener que ver con mi sensibilidad o mi recepción, pero más con lo que la música genera. Me pasa ahora estar cantando y ver chicos que no te quitan los ojos de encima o que te vienen a saludar al camarín y te abrazan de una manera que conmueve. Días atrás una nena de 5 años me dijo "vos me inspirás para hacer las tareas"… "Me inspirás….", es fuerte. Entonces creo que es lo que la música genera, las fibras que toca. No soy sólo yo haciendo una serie de malabares musicales… uno apenas es un instrumento…
– Pero tal vez fuiste el Mercedes Sosa de algún Abel Pintos…
– Desde que conté esto de Mercedes, hace poco, muchos chicos me escriben diciéndome que si yo quería ser cantante para transmitir esas emociones, lo había logrado. Y es un círculo precioso que se cierra.
– Tenés muy buena relación con tu gente…
– Sí, hemos entablado una relación de 15 años, con todo lo que eso conlleva: descubrimiento, tiempo de conocerse, confianza, aprender a quererse… y sobre todo compartir. Sí, hemos logrado vencer las barreras.

